Ni víctimas ni en la segunda línea, sino guerrilleras y en permanente liberación. Así son las mujeres que integran la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Esto se puede comprobar luego de recorrer varios campamentos que la insurgencia tiene en las montañas de Kandil, al norte de Irak. Una de las primeras sorpresas es observar que la cantidad de comandantes mujeres casi supera en número a los comandantes hombres. No es algo caprichoso. En el PKK, y en las organizaciones que dependen del partido, todos los puestos de dirección son compartidos a través de co-presidencias.
Distribuir las responsabilidades y trabajos en los campamentos no parece algo impuesto o rígido, simplemente en la cocina o a la hora de lavar platos y vasos, hombres y mujeres se reúnen y lo hacen. Algo que no difiere cuando llega el momento de trasladarse al frente de batalla y combatir, como ahora sucede en el norte de Siria, región asediada por mercenarios y miembros del Frente Al Nusra, filial local de Al Qaeda.
Rengin Botan, con apenas 37 años, es parte del Consejo de la Comandancia General de la Unión de Autodefensas del Pueblo (UAP), organización que agrupa a los guerrilleros y guerrilleras. Antes de conocer a Rengin, la comandante Beritán nos comenta que esa mujer flaca, que sonríe siempre y que transmite una fragilidad cubierta de ternura, es una de las comandantes más respetadas de la insurgencia. Lo mismo dice Mehmet Alí Dogan, antropólogo que me acompaña. “Cuando ella da una orden, hombres y mujeres obedecen al instante. Ella siempre está en la línea del frente, nunca en la retaguardia”, remarca.
Historia y tradición
“La sociedad kurda no está desarrollada, hay muchas tradiciones arcaicas, la estructura feudal es dominante y no permite a las mujeres liberarse. En estas tradiciones, la mujer de la casa es el orgullo de la familia, pero ese orgullo pasa entre sus piernas. El hombre, que también es víctima del sistema colonial, en lugar de tomar una posición de rebeldía contra el sistema, mata a su mujer para descargar su rabia”, resume, sin medias tintas, la comandante Rengin.
En las conversaciones, guerrilleras y guerrilleros coinciden en que las mujeres en Medio Oriente sufren todavía más la represión patriarcal impuesta por el sistema, a lo que hay que sumarle la influencia del Islam más reaccionario que se complementa al capitalismo. Por eso, dentro de la insurgencia las clasificaciones como esposa, madre o hermana no son utilizadas. Prefieren el simple “camarada”. De esa manera buscan barrer con las condiciones impuestas por la “modernidad capitalista”, según define la guerrilla.
Harun, comandante del PKK, lo sintetiza de esta forma: “En Medio Oriente hay un proverbio que dice que la mujer tiene su nombre pero no existe. En las sociedades originarias, de donde venimos nosotros, no había Estado-Nación y la mujer participaba naturalmente de la sociedad. La mujer que participa en nuestra lucha insurgente prueba que existe y como ser humano, sin hablar de igualdad, es un actor activo como todos”.
Contra el sexismo
En el libro “Confederalismo democrático”, el máximo dirigente del PKK, Abdullah Ocalan, apunta que uno de los pilares del Estado-Nación es el “sexismo”. En este texto analiza que las mujeres son explotadas y utilizadas como reserva de mano de obra barata. A su vez, tanto Ocalan como los guerrilleros y guerrilleras consultadas, destacan que la liberación de la mujer no puede llegar una vez conquistada la revolución. En el PKK saben que esa liberación se logrará en el fragor de la lucha cotidiana, con fusiles en las manos, formación ideológica y con la convicción de una sociedad más justa.
“Cada mujer tiene sus razones para participar en la lucha, pero cuando nos reunimos nos transformamos en una sola mujer –desliza la comandante Rengin-. La liberación de una sociedad la podemos ver según el nivel de liberación de la mujer. Esta filosofía es nuestro principio: tenemos que liberarnos como mujeres para liberar a la sociedad”.
Camino a la liberación
“Cada participación de las mujeres en la guerrilla es una expresión que demuestra que existimos y que buscamos liberarnos. Una mujer guerrillera está en la montaña porque se siente totalmente libre y porque vive una ruptura con su historia”, asegura Rengin Botan.
En las dos últimas décadas, dentro del PKK la cuestión de la mujer tomó un impulso que sigue en desarrollo. Muchos de los combatientes señalan que la postura de Ocalan de respaldo hacia la participación femenina fue desequilibrante para comenzar a extirpar el machismo de las filas revolucionarias.
Crítica al machismo
El comandante Harun explica que siempre “hacemos una crítica radical al machismo. Donde el hombre esté, sea una empresa o una familia, tiene poder y dominación total. La lucha del PKK es para transformar al hombre machista en un hombre normal. La mujer no puede tener un sitio en la sociedad sin la transformación del hombre machista”.
Cuando fue creada la insurgencia, recuerda la comandante Rengin, “la actitud de los compañeros hombres era que la mujer sólo podía luchar en las zonas democráticas y legales, o hacer la comida, pero no podía entrar a la guerrilla. A pesar de este obstáculo, ingresamos en la guerrilla y participamos en los frentes de combates. En ese momento no era fácil, teníamos que demostrar que podíamos resistir físicamente, comandar un grupo y hacer acciones. Cuando vieron que las mujeres podíamos hacer todo, empezaron a aceptarlo. Tenemos muchas comandantes heroínas, que se sacrificaron por una mayoría de compañeros hombres. Ahora el PKK acepta, gracias a nuestra práctica, que una mujer en las áreas de guerra comete menos errores que un hombre. El hombre, porque viene de una historia machista a veces se siente más fuerte y seguro, pero la mujer es más atenta y analiza punto por punto”.
Los espacios de la mujer
En el PKK las estructuras organizativas tienen espacios particulares para las mujeres. De las 15 academias de formación, 4 son exclusivas para mujeres, donde discuten y analizan sus problemáticas. También existen campamentos y unidades guerrilleras conformadas por mujeres.
En 1993 se formó el primer ejército guerrillero de mujeres, que tuvo el apoyo total de Ocalan. “Creamos esta formación porque queríamos salir completamente de la dirección del hombre –explica Rengin Botan-. La mujer tiene argumentos y razones particulares que el hombre no puede dar respuestas. El nacimiento de esta unidad permitía una vida social más equilibrada y ejemplar, y para nosotras fue una revolución”.
“Somos una organización donde las mujeres tienen sus propias estructuras –señala Harun-. Esto permite a la mujer existir y participar. Cuando nosotros creamos el partido quizá no había esas definiciones ideológicas, pero la manera de luchar nos permitió llegar a estas resoluciones. Muchas mujeres que son líderes han marcado al partido. En la guerrilla hay formación política y militar, y grupos guerrilleros para hombres y mujeres. Cuando los occidentales escuchan esto piensan que es algo arcaico, pero no es en el sentido tradicional, sino porque las mujeres y los hombres necesitan hablar de sus particularidades y tener sus espacios. Hombres y mujeres estamos juntos en cada espacio de lucha. Tenemos un partido de mujeres, columnas de mujeres, y otras formas de organizaciones. Las mujeres se organizan a nivel regional, nacional y confederal. En las últimas elecciones de la Unión de Comunidades de Kurdistán (UCK), las mujeres obtuvieron 63 por ciento de los votos”.
“En general estamos juntos y cuando una región necesita una unidad decidimos cuántos hombres y mujeres van. También hay brigadas de mujeres que están combatiendo en Turquía. Se decide según las necesidades y la región. En cada comisión estamos juntos, pero en las unidades guerrilleras podemos estar separados, hay campamentos de mujeres y hombres, pero cuando vamos al frente nos mezclamos”, finaliza Rengin Botan.
Tomado de Resúmen Latinoamericano