El mundo de la estética no suele basarse precisamente en cuestiones lógicas sino más bien en modas. Quienes se interesan por estos temas, están siempre a la espera de ver qué nuevas prendas presentan los acaudalados diseñadores franceses y neoyorquinos, en desfiles específicos o en fiestas como la reciente entrega de los premios Oscar.
El mundo islámico, como todos sabemos, se rige por otras reglas. En muchos países como Afganistán las mujeres no pueden mostrarse en público sin tener el cuerpo entero cubierto por un burka. Esto es producto de las interpretaciones que hacen del Corán los Talibanes, y luego de tanto lavado de cerebro, las mujeres terminan accediendo y sometiéndose, incluso en países de Europa donde la libertad y la democracia tienen un significado más claro.
Como si cinco rezos por día fueran poco, el ritual incluye un pre-ritual de purificación, en el que los fieles deben limpiarse la cara, los pies y los brazos de determinada forma (qué clase de dios sería Alá si aceptara rezos de alguien con los pies sucios). Aquí entra el problema de las uñas, si las mujeres se las pintaran, tendrían que limpiárselas en las horas siguientes.
Las opciones que tenían las mujeres hasta el día de hoy era pintárselas luego del último rezo del día y limpiárselas por la mañana, o bien cuendo están menstruando, ya que están excusadas de rezar esos días. Claro que a algunas les da verguenza ponerse un cartel que dice "hola, estoy en mi período".
El pasado 23 de febrero el fundador de la compañía falleció y no va a poder terminar de ver las extrañas consecuencias de su invento.