Mujeres islámicas se entusiasman con una nueva pintura de uñas

Publicado el 28 febrero 2013 por Ezeqdb

El mundo de la estética no suele basarse precisamente en cuestiones lógicas sino más bien en modas. Quienes se interesan por estos temas, están siempre a la espera de ver qué nuevas prendas presentan los acaudalados diseñadores franceses y neoyorquinos, en desfiles específicos o en fiestas como la reciente entrega de los premios Oscar.
El mundo islámico, como todos sabemos, se rige por otras reglas. En muchos países como Afganistán las mujeres no pueden mostrarse en público sin tener el cuerpo entero cubierto por un burka. Esto es producto de las interpretaciones que hacen del Corán los Talibanes, y luego de tanto lavado de cerebro, las mujeres terminan accediendo y sometiéndose, incluso en países de Europa donde la libertad y la democracia tienen un significado más claro.
Sea como fuere, y a pesar del velo opresor, las mujeres también quieren lucir femeninas y hacer cosas occidentales como pintarse las uñas, pero tienen otro problema: el Salat. Cinco veces por día en horarios específicos, los musulmanes deben postrarse y apuntar hacia la Meca para rezar (esta página te dice hacia qué lado y a qué hora). Esto sin importar que la Tierra es redonda y que desde muchísimos países habría que apuntar hacia abajo para que tenga sentido, pero al margen.
Como si cinco rezos por día fueran poco, el ritual incluye un pre-ritual de purificación, en el que los fieles deben limpiarse la cara, los pies y los brazos de determinada forma (qué clase de dios sería Alá si aceptara rezos de alguien con los pies sucios). Aquí entra el problema de las uñas, si las mujeres se las pintaran, tendrían que limpiárselas en las horas siguientes.
Las opciones que tenían las mujeres hasta el día de hoy era pintárselas luego del último rezo del día y limpiárselas por la mañana, o bien cuendo están menstruando, ya que están excusadas de rezar esos días. Claro que a algunas les da verguenza ponerse un cartel que dice "hola, estoy en mi período".
Wojciech Inglot, un químico polaco que había fundado la empresa de cosméticos que lleva su apellido, desarrolló hace cuatro años la fórmula para una pintura de uñas permeable pensando en la salud de las uñas de sus clientas. Y en noviembre pasado, un académico musulmán publicó un artículo analizando si las mujeres podían usar esta pintura de uñas. El artículo en cuestión, que no tiene desperdicio para conocer los intrincados recovecos de las culturas que basan su vida en la interpretación de libros sagrados (Is Breathable Nail Polish Sufficient for Wuḍū’?), plantea que para el ritual hay que "lavarse los brazos". Y luego analiza qué significa "lavar" y qué significa "brazos". Lavar significa "tocar con agua" y brazos incluiría todo de los codos para abajo. A partir de la publicación de este artículo, la empresa Inglot sufrió una explosión de demanda por parte de mujeres islámicas.
El pasado 23 de febrero el fundador de la compañía falleció y no va a poder terminar de ver las extrañas consecuencias de su invento.