Fue un momento histórico para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando, hace 10 años, el Consejo de Seguridad reconoció unánimemente "el papel intrínseco de las mujeres en la paz y la seguridad mundiales".
Así lo consignó en la resolución 1325, destacó el embajador de Bangladesh, Anwarul Chowdhury, al participar l 22 de este mes de un panel en la sede de la ONU sobre los obstáculos que afronta el foro mundial para su implementación.
"La resolución se basaba principalmente en la simple tesis de que el acceso igualitario y la plena participación de las mujeres en todos los niveles de las estructuras de poder, así como su plena intervención en la prevención y resolución de conflictos eran elementos esenciales para una paz duradera", explicó por su parte A.K. Abdul Momen, representante permanente bangladeshí ante la ONU y moderador del panel, co-auspiciado por Bangladesh, Canadá y Suecia. Pero los esfuerzos para implementar la resolución 1325 y otras "resoluciones hermanas", como las definió el vice representante permanente de Canadá, Herni-Paul Normandin, han sido bloqueadas en el pasado.
Chowdhury, también ex subsecretario general de la ONU, lamentó que sólo 19 de los 192 estados miembro hayan desarrollado planes de acción nacionales para poner en práctica la resolución 1325.
También expresó su profundo pesar por el alto número de denuncias de abusos sexuales contra miembros de las fuerzas de paz del foro mundial. "Es una vergüenza que aun los soldados de paz participen de estas cosas", dijo, criticando además la impunidad que gozan los perpetradores. "Durante los últimos tres años, de 2007 a 2009, fueron reportados 450 casos de abusos (por parte de soldados de paz), e increíblemente sólo se actuó en 29", señaló.
"Si tenemos hoy una Corte Penal Internacional, que ha reconocido la violación y la explotación sexual como crímenes contra la humanidad, ¿por qué no podemos ver que casos como estos sean llevados ante el Consejo de Seguridad?", preguntó. Theresa Kambobe, asesora en materia de género para el Departamento de Operaciones de Mantenimiento de Paz, señaló que uno de los problemas era la falta de financiamiento para programas de capacitación a los uniformados.
"El primer desafío, por supuesto, son los números limitados", dijo Kambobe, en referencia a la falta de personal civil y uniformado capaz de implementar los programas de género.
"El otro desafío son los limitados recursos", dijo Kambobe. "Nuestros propios asesores sobre género nos dicen que no pueden hacer las más pequeñas cosas porque carecen de presupuesto". Sarah Taylor, coordinadora ejecutiva del no gubernamental Grupo de Trabajo sobre Mujeres, Paz y Seguridad, sostuvo que el concepto de "responsabilidad" era la clave a la hora de analizar temas relacionados con mujeres, paz y seguridad, subrayó la importancia de priorizar la acción por sobre el discurso.
"Ha habido mucho desarrollo de políticas, mucho pensamiento y mucha investigación, y ha habido intentos de implementar varias políticas sobre mujeres, paz y seguridad", dijo Taylor.
"Y sin embargo, cuando se trata de garantizar que las mujeres ocupen un lugar en la mesa donde se toman las decisiones, los números, por más asombrosos que parezcan, están cayendo", señaló. "Están disminuyendo, sin mencionar que los derechos de las mujeres son por lo general excluidos de las conversaciones, de los acuerdos", añadió.
Chowdhury subrayó el papel del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, para hacer que se implemente la resolución 1325 y responsabilizar a los gobiernos. "Creo que, en el actual contexto, el sistema de la ONU, particularmente la Secretaría General, puede hacer mucho para mejorar la implementación", indicó.
Por Marguerite A. SuozziFuente: IPS
Foto de portada: diluvi