Mujeres que compran flores

Publicado el 24 octubre 2018 por Lu

Mujeres que compran flores
Después de la pérdida de su pareja, Marina se da cuenta de que está totalmente perdida: había ocupado el asiento del copiloto durante demasiado tiempo. Buscando empezar de cero acepta un trabajo provisional en una curiosa floristería llamada El Jardín del Ángel. Allí conocerá a otras mujeres muy diferentes entre sí, pero que, como ella, se encuentran en una encrucijada vital con respecto a su trabajo, sus amantes, sus deseos o su familia. De la relación entre ellas y Olivia, la excéntrica y sabia dueña del local, surgirá una estrecha amistad de la que dependerá el nuevo rumbo que tomarán sus vidas.
Mujeres con síndrome del copiloto, de la superwoman, de Galatea, de la bella sufriente y de la omnipotente.
Nº de páginas: 448 págs.Editorial: PLAZA & JANES EDITORES, 2016ISBN: 9788401017308
Llego a esta lectura por una amiga, y salgo fascinada. Libro para paladear, para recrearse en muchas de sus frases, para reflexionar, para cuestionarse, para Soñar.
Se desarrolla en una zona de Madrid, el barrio de las letras por el que he pasado muchas veces, al que me unen momentos de trabajo y de amistad.
Ha dado pie a muchos comentarios y conversaciones con personas que se lo habían leído. Muy recomendable.
A cada mujer le corresponde una flor. Y a cada etapa de su vida también.
Descansar no supone dormir sino despertar.
Independencia militante versus dependencia patológica.
En las decisiones más importantes de tu vida estás sola.
Sola, libre o independiente.
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
Lectora de personas.
¿La infelicidad podía dar contenido a su vida?
Darte licencia para enamorarte de verdad. No siempre sale bien, pero siempre merece la pena.
Vamos perdiendo años y vamos perdiendo posibilidad de compartirnos unos y otros.
El mar todo lo ablanda
Nunca he sabido gritar a tiempo.
La melancolía es ese lugar del que no debemos escapar los adultos. Conviene saberlo.
El miedo conduce a la inmovilidad.
Ver sufrir a una hija es lo peor que puede pasarte. Y no era soportable. Es decir, le dolía más mi dolor a ella que a mí misma.
Cuando el dramatismo se lleva hasta el límite con frecuencia y aterriza en la comedia.
¿Por qué le amas?

No se trata de amar o no sino de amar bien o amar mal. Se trata de encontrar a aquella persona que nos ama como nos gusta que nos amen.
El verdadero amor no puede vivirse con miedo.
Quizás hay que tratar de vivir y luego reflexionar sobre lo que has vivido, y no al revés.
Lo único que nos aparta de la felicidad es el miedo al cambio.
Conversaciones cruciales que nos llevan a cuestionarnos experiencias y vivencias.
Siempre me admirabas por las cosas más tontas. Aunque sólo fuera tu fantasía, la quisiste como yo nunca me he querido.
¿Estábamos unidos por el amor o atrapados por la necesidad?
¿Por qué nadie nos enseñaba a comer con ganas, follar con ganas, amar sin miedo?

Déjame que me sorprenda de lo obvio, así todo me hace más ilusión.
Inyección de vida.
Preferiría que me hubieras engañado a que te engañarás a ti mismo.
No es fácil apartarse de la felicidad pequeña para buscar la felicidad completa.
Hoy estoy para pocas metáforas.
Me pregunto cuánto se parece de verdad a tí mi fantasía.
Parte de mi forma perversa de amar. Cargar a otros con el peso de hacerme feliz en lugar de buscar mi propia felicidad.
Ella creía en mí y yo creía en ella todo lo que no éramos capaces de creer en nosotras mismas. Y las mujeres actuamos por contagio... Encontramos nuestra fuerza en la fuerza de las demás, como una cadena.
¿Por qué los hombres llaman culpa a lo que en realidad es miedo?
Era más cómodo que fabricarse una vida propia.
La extraña nostalgia por alguien con quien sabes que no compartes un pasado, ni te reencontrarás en un futuro, pero a quién te has sentido mágicamente unido en un instante del presente.
La persona amada nunca podía ser una tabla de salvación. Sí amas bien no podías cargar con esa responsabilidad
Agarrarme a la felicidad.
Todo caduca, la felicidad y el sufrimiento.
A veces la gente no se merece la verdad. Solo la quieren para juzgarte.
No dejes de soñar.
Aceptar el fracaso porque el fracaso no existe. Sólo existe el fin de las cosas. No nos enseñan a aceptar la caducidad de lo importante. No nos enseñan que a veces el único fracaso es la inercia de hacerlas continuar. Y es que todo caduca.
Imágenes de mi amiga Elena.