Gracias al consumo masivo de este tipo de narco-televisión, la gran mayoría de la población nacional se ha convertido en una manada de zombies, está adocenada, carece de sentido crítico, se ríe bobaliconamente cuando bandas organizadas como Gürtel le meten la mano en el bolsillo, mantiene a sus hijos en los colegios religiosos donde unos curas delincuentes se aprovechas de ellos, acepta que los políticos regalen el dinero de los impuestos al Vaticano, que privaticen la Sanidad, la Educción y el Agua, es condescendiente y aplaude a los convictos y a los caraduras.
Las televisiones, sin excepción, narcotizan al ciudadano para que los políticos al uso, los partidos tradicionales y los trincadores profesionales sigan haciendo su agosto en este país.
Ahora La Sexta da una vuelta de tuerca más a esta programación. Ya no es telebasura lo que propone, sino televómito y fomento de la idiocia. Nos amenaza con poner en nuestras pantallas a las mujeres más ricas. Halagando la vanidad de semejantes hembras, estas renuncian al mandamiento número uno del millonario, que es pasar inadvertido, y voluntariamente se prestan a ponerse en el punto de mira de ladrones, atracadores, salen en la pantalla y relatan lo ricas y caprichosas que son. Criminales tipo Pietro Arcan están afilando los cuchillos.
De lo poco que se ha visto en los avances emitidos por la cadena, por ese programa pasará una colección de deficientes morales cuya mayor aspiración en esta vida es ampliar su colección de zapatos de marca.
La crisis y el paro galopan a rienda suelda por España y a la Sexta no se le ocurre otra cosa que restregarnos por la cara lo ricas que son algunas personas y lo bien que viven.
Que a nadie le extrañe si algún día vemos a estas elegantes damas ricas protagonizar noticias de sucesos.