¿De dónde surgen estas excusas? ¿De qué manera afecta la postergación en la realización de nuestros proyectos? Los proyectos son procesos cambiantes, dinámicos y en constante construcción, simbolizan nuestra capacidad de crear y hacer realidad un objetivo reflexionando profundamente sobre nuestro presente.Nuestros sueños, realidades, conocimientos, metas, pasiones y deseos son elementos esenciales para conformar un proyecto de vida, y dependerán siempre del contexto sociocultural en el que nos desarrollemos, incluyendo las expectativas que se tienen según el género al que pertenecemos.En el artículo pasado, vimos que la postergación (dejar para mañana) en las mujeres es el resultado de la forma en que nuestra vida gira alrededor de los ejes “maternidad”, “cuidado del hogar” y “atención a la pareja”, convirtiéndose en factores determinantes que nos impiden concretar un proyecto de vida. Lo anterior se explica porque “la mujer aprende según los mandatos sociales a tener una actitud responsable sólo hacia las necesidades de las y los demás y no hacia sus propias necesidades”.Las mujeres tendemos más que los varones a dejar nuestras cosas para después y vamos aprendiendo excusas que nos conducen a “dejar para mañana lo que puedo hacer hoy para mi”, creyendo que nunca es el momento para atender lo que es exclusivamente de nuestro interés personal.Ignorar nuestros deseos, descalificar nuestros sueños, dejar pasar cada idea que se nos ocurre, no valorar nuestra creatividad, trae como consecuencia que experimentemos algo a lo que he llamado el “sufrimiento del retraso de nuestros proyectos de vida”. Este sufrimiento se refleja emocionalmente en las mujeres con depresión, tristeza, enojo y una gran frustración.Escucharnos y hacer caso a nuestras necesidades y deseos, puede producir en algunas mujeres miedo y sentimiento de culpa, porque al pensar en nosotras mismas nos vivimos egoístas y bajo la mirada crítica de quienes nos rodean, debido a que no estaríamos cumpliendo con lo esperado por nuestra condición de género.“Dejar para después” (postergar) se convierte en parte inherente de la expectativa social de las mujeres, lo que les dificulta la apropiación de su poder y por tanto el desarrollo de un proyecto de vida propio.Estoy consciente que hay mujeres que afortunadamente han logrado llevar a cabo sus proyectos más allá de lo que la sociedad les ha impuesto; son mujeres que o bien se desarrollaron en un ambiente donde se sintieron acompañadas en sus procesos de independencia y autonomía en un marco de respeto, amor, apoyo y colaboración, o que por el contrario, ante un ambiente adverso, tuvieron que hacer uso de su resiliencia (capacidad de las personas o grupos de sobreponerse al dolor emocional para continuar con su vida) y salir adelante.Independientemente de cómo haya sido el ambiente que nos rodeó, es importante proporcionarnos como mujeres la oportunidad que nadie más nos dará, para buscar un espacio donde reflexionemos sobre qué es lo que deseamos para nosotras mismas, en donde revisemos en qué estado se encuentran nuestras diferentes áreas de vida (sexual, afectiva, social, profesional, física, familiar, cultural, material, espiritual).Hacer un diagnóstico de cada una de ellas para encontrar un punto de partida que nos permita rescatar nuestros sueños, identificar lo que es de vital importancia para cada una de nosotras y construir o reconstruir nuestro proyecto de vida.www.saludmentalygenero.com.mx
Por Alejandra Buggs Lomelí*
No es el mejor momento, me falta experiencia, no tengo tiempo, estoy muy ocupada, mi pareja no me lo permite, no tengo dinero.Las anteriores son algunas de las excusas que utilizamos las mujeres como argumentos ante la imposibilidad de realizar nuestro(s) proyecto(s) de vida.