En muchas ocasiones me he planteado la influencia que pudo tener el contacto entre los europeos y los asiáticos, en el desarrollo de los nuevos cánones absolutos. Ahora me pregunto, ¿Y la del nuevo mundo?Tradicionalmente se ha pensado que los españoles, que los conquistadores despreciaban la cultura de la población nativa en el momento de su llegada, ¿es esto cierto? Resulta difícil de creer.
Sudamérica era una tierra rica en la que se desarrollaron tres grandes culturas, todas ellas se piensa que se desarrollan de norte a sur, es decir desde México. Todo lo contrario, las urbes más impresionantes de todo el continente se encontraban en los profundos valles andinos. No en Europa ni en Asia, en América. Los antiguos peruanos eran maestros de la agricultura por irrigación, y grandes cultivadores de cereal. Utilizaron la quinoa y el frijol mucho antes que el maíz, lo que los desliga de la población Azteca, entre otras cosas porque este dueto era complementado con la domesticación de la llama y de la cobaya.
Tenemos las bases de una de las civilizaciones más prósperas del mundo: cobayas y frijoles.
Y es realmente una buena idea, sobre todo porque les permitía desplazarse con mucha facilidad por los intrincados caminos de montaña, cosa que iban a necesitar, ya que en un principio, las diferentes tribus se fueron asentando en la costa donde ya erigían enormes túmulos en el 2000 a.C. Pero a medida que fueron adaptándose a los cultivos de regadío y en el momento en que obtuvieron el secreto del maíz, pasaron a asentarse en el interior de las cuencas de los ríos. 1560 años más tarde, en 350 a.C. habían alcanzado una organización estatal. Resutaba más cómodo para el comercio, para la convivencia pacífica.
Del estado al imperio había tan solo un paso, era una civilización próspera con la agricultura más avanzada del mundo, no tenían motivos para la violencia. Así fue como poco a poco las ciudades que habían quedado en la costa, las de los valles y las de las montañas se fueron integrándo en sistemas estatales de corte imperialista.
El primero de estos sistemas fue el Chimu, situado en la costa. Fueron derrotados por los Incas de la montaña, como todos los demás y es que en 1400, su imperio de 3 200 km acogía más de 6 000 000 millones de habitantes. Y es aquí cuando empieza nuestra historia, porque una vez se consolidan en el poder van a desarrollar un sentido del poder y el lujo, muy especial, en muchas cosas más acorde al nuestro.
Los incas a se gobiernan mediante un cuerpo de funcionarios centralizados en Cuzco y enviados a aldeas pueblos y ciudades. Estos funcionarios eran los responsables de garantizar la ley y el orden que el emperador mandaba, pero no solo eso, entre sus tareas también estaba la de organizar y preparar el trabajo en la obra pública. La contribución al estado era obligatoria, pero no en forma de diezmo, los funcionarios dividían la tierra de tal manera que las familias campesinas ocupaban las tierras más grandes, el resto de la tierra se repartía entre la clase sacerdotal y el Estado, que lo almacenaba en enormes graneros construidos para evitar los insectos y la humedad.
Los años de malas cosechas eran paliados con la obra pública: carreteras y casas, pero también monumentos. Tan grande era la demanda de mano de obra que en algunas campañas se llegaban a contratar a 30 000 personas.
Todo el peso de esta organización tan estratificada recaía sobre una persona: el emperador. Era el culmen de la más alta jerarquía. y por ello vivían rodeados del lujo más evidente y el misterio más especial. Es sencillo, un solo hombre no podía utilizar tanto poder, solo podía hacerlo un dios, y como tal era considerado. a tal efecto no se le podía mirar directamente, todas sus entrevistas se hacían con un biombo de por medio. Comía en plata y oro, exclusivamente. Solo se movía en un palanquín, mucho más rico que cualquier Rolls Royce.
La cosa no termina aquí. Solo usaba la ropa una vez, después la usaban sus familiares, y por supuesto eran las prendas más finamente elaboradas del continente. Solo podía casarse con alguien de su familia, para que no se mezclase la sangre real, pero disfrutaba de cientos de concubinas escogidas entre las muchachas más hermosas de los pueblos y aldeas. A la muerte del emperador muchas de las concubinas velarían la momia del emperador para estar prestas a cumplir cualquier deseo del cadáver.
Pero lo más importante es que su mayor lujo era su pueblo y su estado, y para cuidarlo empleaba un auténtico cuerpo de ejército de barrenderos y jardineros, policías, cazadores y aguadores, todo para que sus ciudades fueran las más bellas y cuidadas.
Diganme lectores, ¿Encuentran alguna similitud con la actualidad? Porque yo sinceramente pienso que eran los más absolutos de los monarcas, primeras víctimas de la conquista en lo que según me parece a mí, fue un golpe de estado de precisión quirúrjica. Descabezados y desorientados los nativos nunca pudieron aprender los secretos de las armas de fuego, como si pasara en Japón...Pero es solo un pensamiento.
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