Ajá, la adaptación de la novela distópica de Veronica Roth, Divergente (Divergent, 2014). La encontraréis en cines la semana que viene, aunque algunos blogueros ya han podido degustarla en un preestreno de Madrid; yo, no obstante, la vi hará un par de semanas en versión original y os confieso que quedé gratamente sorprendida. No pensaba invertir tiempo ni dinero en ver esta película. Aunque el libro me gustó en su momento, muy entretenido, dinámico e incluso adictivo, con el paso del tiempo he ido apreciando sus errores: no tiene una trama consistente, posee unos personajes un tanto inestables y un mundo distópico que hace aguas por todos lados. Pese a todo, la película es diferente, es mejor. Creedme cuando os digo que el guión explica correctamente la historia, hasta la ensalza; nada más empezar se argumentan se habla de la guerra y los oficios de las facciones, se da una visión más amplia del contexto del Chicago distópico y hasta se visualizan los muros que ocultan el exterior. El ritmo de Divergente es más adecuado que la acción que narraban sus páginas, pues vamos comprendiendo la historia sobre la marcha y acostumbrándonos a las facciones y esa negación por lo diferente. El proceso de selección primero, el entrenamiento después, gran protagonista en la novela, sigue teniendo un gran peso en la historia, pero han sabido narrarlo de manera dinámica y amena, introduciendo los contratiempos por fortalecerse de Tris y sus paulatinos logros; las apariciones de Kate Winslet (¡milagro, no salía tanto como suponíamos en los tráilers!), los encuentros con Cuatro añaden las dosis de misterio y romance, y la batalla final, todo un frenesí de violencia y sangre, forman un tándem más que completo y entretenido para el espectador. Es extraño, pues sigo sin recomendar la trilogía, pues si buscáis distopía, hay muchísima mejor oferta en el mercado, pero sí os diría de ver la adaptación. Se entiende y se disfruta.
Mirad el tráiler de Divergente
Seguimos con otra sorpresa como ha sido la comedia francesa escrita, dirigida y protagonizada por Albert Dupontel, 9 meses... ¡de condena! (9 mois ferme, 2013), donde una juez, encarnada por Sandrine Kiberlain, descubre que se ha quedado embarazada de un exconvicto tras una noche loca que no recuerda. Intentando ocultarlo para no perder su carrera, acabará por reunirse con el personaje de Dupontel, Bob Dylan, para limpiar su condena.La trama no es nada más que lo veis en estas escuetas lineas, una atolondrada comedia sobre los malos entendidos y el saber reírse del destino. Con 9 meses... ¡de condena! no hice más que reírme a carcajadas con el humor tan grotesco y disfrutar de la buena pareja que hacían Kiberlain y Dupontel en pantalla, éste último sabiendo poner auténtica cara de cordero degollado para, acto seguido, hablar sobre cómo hay que descuartizar a un hombre. Quizá hubiera echado en falta una media hora más de metraje para saber qué sería tras esos meses de espera, pero si buscáis una comedia con un toque de humor más que negro, os aseguro que no os decepcionará.
Mirad el tráiler de 9 meses... ¡de condena!
Y ahora sí, cierro esta entrada con una película que me ha desgarrado el corazón y me hace escribir este párrafo aún rememorando cada suspiro y temblor: Una vida en tres días (Labor Day, 2013), con una trémula Kate Winslet emulando a una divorciada, Adèle, que acaba rendida ante los encantos de un preso fugado, pero es que nadie le diría que no a un soberbio e hipnotizante Josh Brolin.Se ha dicho de todo de esta adaptación de la novela de Joyce Maynard, desde ñoña hasta copia barata de la obra de Nicholas Sparks, pero Una vida en tres días me ha marcado, pues horas después de haberla visto, seguía rememorando cada pasaje, cada mirada y cada frase, no hablemos de las increíbles interpretaciones llenas de sufrimiento, aunque cierta esperanza, de Winslet y Brolin. Reconozco que ha sido una historia de altibajos, pues cuesta situarse y entender algunos flashbacks traicioneros y la voz en off, narrada por el hijo de Adèle, Henry, donde en momentos nos desesperaba la lentitud del tiempo, en la que no entendíamos el vacío que sentía Winslet por haber perdido a un hombre, pero también de anhelos profundos, como el saber qué pasaba por la cabeza del personaje de Brolin o hasta dónde llegaría el hijo de ella para no perder la estabilidad mental de su madre.Para mí, Una vida en tres días es desgarradora y traumática, pues sientes convivir con ellos en estos días que realmente les cambian la vida, pero también te insufla vida. Es una cinta que se presenta con elegancia y pulcritud en cada toma, en la que podemos apreciar la creencia de que todo es posible una vez recuperas el norte.
Mirad el tráiler de Una vida en tres días
¿Habéis visto alguna? ¿Qué os ha parecido?