En la vida aprendemos a escribir jugando, y también jugueteamos de escribir. Unos garabatos aquí, otros allí y ya nos expresamos, a nuestra manera, pero lo estamos. La tendencia es perfeccionarnos. Desde niños elegimos – instintivamente e inocentemente – lo que queremos llevar para el resto de nuestra existencia. Si este chico (Mundo Dimasiado) pudiera decidir lo que cargar para todo siempre, seguramente sería el don de conquistar las personas con verdades y palabras, sin embargo sólo el tiempo contestará si esto es posible.
Es muy difícil planear el futuro en esa tierna edad. Apenas podemos continuar caminando para así descubrirlo. El tiempo pasa para que todo evolucione, pues solamente así se aprende con la vida, los demás y contigo mismo. Conocemos un mundo desde las experiencias que acechamos y absorbemos, y no solamente por las reglas dictadas por nuestros padres. Si fuera así no habría hijo rebelde.
Dicen que nuestro día es cuando cumplimos años, sin embargo esto es muy poco, pues debemos hacer todo para que otros 364 también sean nuestros.
Agradezco a Dios por darme inspiración, tiempo y coraje para expresar lo que pienso, y a mis lectores que leen y/o comentan algún texto mío.
Diego Francisco“Opinólogo”