LA SITUACION EN JAPÓN
Japón se encontraba en el inicio de sus relaciones con las potencias extranjeras, asolado por el Sengoku Jidai, la época de las grandes guerras civiles que asolaron el Japón. Mientras duró, los grandes señores feudales se enfrentaban en ciclos repetitivos de guerras que solo tenían por objetivo la destrucción total del oponente, aun a costa de granjearse enemigos propios. La guerra total tenía graves inconvenientes. Además de los ya clásicos samurai, los jefes feudales debieron incorporan tropas campesinas de linea a sus ejércitos, entre otras cosas por el enorme coste que tenía educar guerreros samurai desde su nacimiento. Eran armas de doble filo al fin y al cabo.
Se estaban traspasando umbrales peligrosos. La llegada de los occidentales con sus armas de fuego propiciaron la adopción de estas por parte de los japoneses. Resultaban el arma perfecta con la que dotar al campesino. Se apropiaron de sus mecanismos y con la ya conocida determinación oriental las perfeccionaron. Los mosquetes y carabinas japoneses, de ánima lisa tenían cazoletas mejoradas y eran más precisos. ¿El resultado? atravesaban la armadura de un samurai a 50 metros de distancia.
En un país en que la clase dominante era un puñado de hombres que por nacimiento y poderío militar tenían derecho a el poder total, era cuanto menos peligroso dar armas al campesinado: debían desaparecer y lo hicieron. El estado al termino de las guerras civiles asumió el monopolio de la fabricación de armas de fuego, tan solo se produjeron unas 300 al año en todo el siglo XVII
Nobunaga, Hideyoshi e Ieyasu, acabaron con las guerras, en su lugar se instalaron bajo los laureles del poder más absoluto. El emperador pasó a ser un mero títere en manos de los shogunes. El cargo de Shogún, al que precedía el de taiko, era el máximo al que podía aspirar cualquier noble japonés. Fuera de la divina estirpe imperial significaba el mantenimiento del poder total sobre el país, un país conformado por miles de guerreros, dominado por la casta de los samurai, el shogún era su jefe. Era el lider.
Pero Japón no era el único país que se encontraba en problemas. Además de las luchas internas por afianzar un poder único, los japoneses tenían que contar con los problemas en China y Corea.
En China los manchúes estaban derrotando a la dinastía Ming, Su objetivo sería expandirse por Corea. Las Guerras manchúes costaron unas 25 millones de víctimas. La mayoría se producían en enromes batallas entre inmensos ejércitos que luchaban entre si con alabardas y ballestas. La mayor de las empresas chinas en ese momento fue repeler la segunda invasión de Corea por parte de Japón en 1597, aunque en 1593 se había ya intentado.
Esta empresa había nacido de Toyotomi Hideyosi. el shogún pretendía invadir China. No contaba con que los coreanos se negaran a dar paso y cobijo a las tropas niponas. En respuesta el dictador envió un gigatesco ejército de más de 160 000 hombres para destruir Corea. La primera empresa fracasó estrepitosamente cuando el almirante coreano Yi, junto con los chinos destruyeron a la flota japonesa en base a una táctica de huida y contraataque. La segunda de las invasiones no terminó mejor, se tradujo en una serie de derrotas dolorosas, espaldas al mar. Eran carnicerías por conservar unos cuantos castillos en la costa coreana, ni tan siquiera lo llevaron a cabo.
Por tanto no eran los Occidentales los únicos habitantes inhóspitos de esos mares, había chinos y coreanos, también piratas, y sobre todo una gran rivalidad entre tres países: China, Corea y Japón.
¿Sabrían españoles y portugueses utilizarlo?
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