A pesar de ser lo suficientemente fría para estar cubierta por capas de hielo de dióxido de azufre, esta gran luna interior de Júpiter es el mundo más volcánico conocido, escupiendo 100 veces más de lava de la capacidad total de los volcanes de la Tierra combinados, en una superficie de tan sólo una doceava parte. La superficie de Io está salpicada de burbujeantes lagos de roca fundida, el mayor de los cuales, Loki Patera, tiene más de 200 kilómetros.
En otros lugares, el magma fuerza su salida abrupta a través de las fisuras de su corteza rocosa, creando coladas de se pueden extender hasta 50 kilómetros o más. La nave espacial New Horizons de la NASA tomó la temperatura de una de estas grandes cortinas de fuego en 2007 cuando la sonda pasó cerca de Júpiter en su camino a Plutón.
Algunas de las erupciones de Io son tan violentas como para lanzar los penachos gigantes de gas y polvo de 500 kilómetros en el espacio. Esto puede ocurrir cuando una colada de lava vaporiza las capas superficiales de dióxido de azufre congelado, o cuando el gas disuelto se convierte en burbujas dentro del magma en ascensión y arroja eyecta a alta velocidad lejos de la superficie del satélite.
Toda esta actividad volcánica violenta no es más que un juego de amor entre Júpiter y dos hermanas de Io, Europa y Ganímedes. Estas lunas tienen periodos orbitales exactamente 2 y 4 veces más largos que Io, y esto provoca que las tres lunas se alineen cada cierto tiempo. Con el tiempo, los suaves tirones periódicos de esta conjunción han situado a Io en una órbita elíptica.
A medida que Io se mueve alrededor de esta órbita, la fuerza de la gravedad de Júpiter aumenta y disminuye, flexionando las rocas de la luna. Estas tensiones y deformaciones calientan la luna desde dentro en un proceso llamado calentamiento mareal. Este efecto es tan poderoso en Io que puede derretir la roca, la creación de los volcanes.
Un volcanismo tan extremo puede ser común en el universo. El planeta descubierto recientemente COROT-7b, por ejemplo, orbita muy cerca de su estrella y por eso acusa la fuerza gravitacional de una manera muy intenas. Si su órbita fuera sólo ligeramente elíptica, no existiría el calentamiento mareal suficiente para que el planeta estuviese cubierto por volcanes. Por lo cual Io puede que representar una ventana que nos permita comprender las terribles condiciones de un millón de exoplanetas.
La propia Io parece estarse enfriando, probablemente debido a que su órbita se está haciendo menos elíptica de lo que alguna vez fue. Dentro de decenas o cientos de millones de años, la resonancia orbital con Europa y Ganímedes es probable salga fuera de sincronía, permitiendo que Io se sitúe en una órbita casi circular sin apenas calor mareal. Entonces el infierno de Io se apagará.
Continuará...
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Publicado en Odisea cósmica¡Suscríbete Ya!