Ganar el gobierno central es mucho más importante que ganar cientos o miles de ayuntamientos, permite muchas y mayores políticas para intervenir a favor de la ciudadanía, sobre el paro, cambios legislativos, orientación de inversiones para modificar sistema productivo, reforma energética, mercado de trabajo, reforma de la Administración de justicia, reforma de las AAPP en cuanto contratación y regeneración, reforma local, reducción ayuntamientos, diputaciones, empresas públicas, afrontar un sistema de I+D+i, reforma sistema de transporte de mercancías, reforma fiscal, reforma empresarial, financiera, sindical, relaciones con la Iglesia, Senado, plan de competitividad, plan de saneamiento, etc. etc. y sobre todo habrá que poner en marcha urgentemente un programa de choque contra la desigualdad, pobreza y exclusión social.
El problema es que si la gente no visualiza cambios de aquí a entonces, será muy difícil que traspase la puerta; visualizar cambios no implica ver resueltos los problemas, para ello faltará mucho esfuerzo, faltarán pactos ampliamente consensuados, planes compartidos de empleo e inversión… faltará tiempo. La gente querrá visualizar algunos pasos en la dirección adecuada, así que es probable que haya que dejar aparte muchos sueños, no se trata de prometer revoluciones en meses, pero sí de ver movimientos. La peor noticia sería que los nuevos grupos y alianzas se liaran a conquistar el cielo quedando atrapados entre murallas legales y embarrados en batallas sin objetivos posibles a cortísimo plazo, los objetivos deben verse realizables en semanas.