Publicado el 9 octubre, 2013 | por Rafael Nuño
Munnir Haddad, abogado, juez, iraquí, millonario y el hombre que condenó a la horca a Saddam Hussein. Un señor que ha dado muchos bandazos en su vida profesional y personal. Oprimido por la dictadura de Hussein por ser chií y kurdo, ahora es condenado por los mismos que antes eran sus amigos.
Antes habríamos de aterrizar en esa región que pocos conocemos, Irak. Un país que lleva ya muchos años en una situación de violencia, guerra e inseguridad. Dividida por tres grandes sectas, a saber, sunitas, chiíes y kurdos. Entre los que el odio y la violencia mutuos son una mecha ardiente que unos pocos como el señor Haddad intentan apagar. Mientras ven afligidos como su propio país se hunde por culpa de unos dirigentes que alimentan los odios entre la población civil. Si, seguimos hablando de Irak no de España y Cataluña.
Munnir Haddad es uno de esos hombres que al intentar hacer lo correcto es alabado u odiado por la misma persona según le convenga o no. De ese modo igual que fue alabado por kurdos y chiíes por el ahorcamiento de Saddam, es ahora odiado por ellos debido a su encarnizada defensa de sunitas que son acusados sin pruebas de terrorismo y violencia. Negocio que se encuentra en auge debido al creciente aumento de las medidas represivas en áreas sunitas.
Sin embargo, Haddad reconoce que poco le importa lo que opinen de él y así lo demostró en una entrevista en la que afirmó: “Estoy feliz por el odio que me tienen mis enemigos, eso significa que tengo éxito”. Y, a pesar de todo, afirma que vivirá y morirá en Irak.