Murio barrilete cósmico

Publicado el 25 noviembre 2020 por Rodolfo90

El ídolo mundial de fútbol, Diego Armando Maradona, falleció este 25 de noviembre del 2020 tras sufrir un paro cardiorrespiratorio en su casa en Tigre, Argentina, en donde se había instalado tras una operación a la que fue sometido. El pasado 11 de noviembre, Maradona recibió el alta hospitalaria y dejó la clínica de la ciudad bonaerense de Olivos en la que fue operado de un hematoma subdural y se le diagnosticó un cuadro de "abstinencia" relacionado con el alcohol.

El argentino que fue mucho más que el mejor futbolista de todos los tiempos. Tenemos la tentación de repetir, como muchos, que murió el fútbol. Porque nada volverá a ser igual. El jugador maravilloso, carismático, épico se ha ido. No pudo superar la última dificultad a la que su intensa vida lo enfrentara. El cebollita, el Pelusa, el pibe que sacó pecho en todos lados, el que pudo sobreponerse a todos y a todo. El que enfrentó a los poderes establecidos. El que vivió como pudo hacerlo, como nos pasa a todos los mortales. El que siempre estuvo del lado de los más débiles, el del gol a los ingleses (en realidad, de esos dos goles inolvidables), el personaje eterno nos dejó.

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 El médico personal de Maradona, Leopoldo Luque, advirtió que era“un paciente que vive en extremos. Cuando él quiera va a dejar aquello que le hace mal. Lo que pasa es que no logra convencerse. Tiene que seguir trabajando”, decía Luque. 

 La carrera del mejor futbolista argentino de la historia se vio opacada por los escándalos y problemas de salud asociados a su adicción a la cocaína. Tras el retiro, estuvo al borde la muerte en 2000 y 2004. Si bien Pelusa dejó de consumir drogas, lo hizo a costa de un tratamiento con varios psicofármacos que continúa.  En el último tiempo Maradona empezó a evidenciar problemas con el alcohol.

 Según explicó Luque, su paciente no bebe en gran cantidad, pero la combinación con los psicofármacos terminó por desequilibrar su organismo y fue lo que motivó la internación el lunes 2 de noviembre. Como parte de una tomografía de rutina se detectó el edema craneal, que en la mayoría de los casos es causado por caída. 

El excapitán del seleccionado campeón del mundo en 1986 no recuerda el episodio.  “Es consciente y sabe que tiene que hacer algo por su recuperación”, reveló el psiquiatra Díaz. “Son múltiples factores los que tenemos que evaluar. Tratar de mejorar al máximo su nutrición, que se pueda entrenar lo máximo posible, que se encuentre vinculado a sus afectos. Es esencial que sus hijas estén cerca de él, que lo acompañen”.

El hombre de las mil vidas


Diego Armando Maradona es el hombre de las mil vidas. Es el Cebollita que soñaba "con jugar un Mundial y salir campeón". Es el que saltó del barro del potrero de Villa Fiorito para acariciar el cielo con las manos. Es el hijo de Doña Tota y Don Diego. Es el que se casó con Claudia en medio de una fiesta a todo trapo en el Luna Park. Es el que inmortalizó una entrada en calor. Es el que cantó con los Pimpinela y Valeria Lynch. Es el que se internó en Cuba para recueperarse de su adicción. Es el que se tiñó de rubio y lució esos raros peinados nuevos. Es el que salió a los tiros con un rifle de aire comprimido. Es el que en México se fue bañado en gloria y el que se despidió de Estados Unidos de la mano de una enfermera. Es el acusado de violencia de género. Es el que alentó y alentó a los atletas argentinos, sean del deporte que sean. Es el que puteó a los italianos cuando insultaban nuestro himno. Es el que se autoentrevistó en La Noche del Diez. Es el que se equivocó y pagó.

Es el protagonista de un partido que ni el mejor guionista de este planeta hubiese podido escribir. Es el de la picardía de la "Mano de Dios" y es el de la obra maestra más linda de la historia de los mundiales. Es el que sacó sonrisas cuando no había ánimo. Es el que hizo latir los corazones de los millones de argentinos al mismo ritmo.

Diego Armando Maradona es el ídolo de Argentinos Juniors, de Boca, de Newell's, de Barcelona, de Nápoli. Es el héroe de todos con la camiseta de la Selección Argentina. Es el barrilete cósmico que un 25 de noviembre de 2020 se fue a volar para siempre.