Título: Murió por los pelos.Autor: Nacho Docavo.Editorial: Ypsilon, 2014.Páginas: 148.
Resumen oficial.
La delirante historia de Manuel Cantera, un funcionario sin funciones que se verá envuelto en una trama de calvos y asesinatos de la que sólo podrá salir airoso usando su imaginación y su extraordinaria capacidad de improvisar.
Cantera tiene que hacerse con la fórmula que los jíbaros utilizan para reducir las cabezas de sus enemigos, una poción que curará para siempre la alopecia y que promete beneficios millonarios a aquellos que obtengan su patente.
Para conseguirla tendrá que viajar a lo más recóndito de la selva de Ecuador en busca de la comunidad indígena que ya en el pasado le acogió y que conserva el secreto ancestral que evita la caída del cabello. Una vez de vuelta en España, Manuel deberá esquivar todas las trampas a las que le somete una multinacional sin escrúpulos, la misma que ha raptado a su novia y que amenaza con hacerla desaparecer...
Impresión personal.
Cuando me apunté al sorteo y la lectura conjunta que organizó en su día El rincón de Leira no tenía ni idea de qué iba el libro, salvo por el título y la portada del mismo, que es llamativa. La verdad es que he pasado un par de tardes muy entretenida, con la sonrisa en la boca mientras seguía las andanzas de Manuel Cantera, un funcionario desaprovechado como tantos otros, en un Museo que no termina de abrirse nunca.
Manuel es un experto antropólogo en tribus indígenas del Amazonas ecuatoriano, en concreto, experto en los jíbaros, una tribu pérdida y prácticamente virgen de la selva con la que consiguió convivir una temporada aprendiendo de ellos todas sus costumbres y su cultura. En la actualidad, "trabaja" en un Museo que aún no ha sido abierto al público con lo cual lo único útil que hace al mes es cobrar su nómina porque, dado que el Museo está cerrado, no tiene trabajo alguno que realizar salvo ir y volver a su casa.
A muchos lectores de la novela, la historia les ha parecido descabellada. Tengo que decir que en este sentido a mi no me lo ha parecido. Al margen de la manera en que está escrita la trama, a mi me ha parecido que podría ser perfectamente cierta. Que una tribu del Amazonas tenga fórmulas totalmente naturales para sanar determinados males no es descabellado y de hecho muchas tribus los tienen y muchas de nuestras prácticas actuales, basadas en el retorno a los "métodos naturales", están fundamentadas en prácticas ancestrales: piedras volcánicas, barros, algas, infusiones, cultivos ecológicos,... Hay, en la actualidad, todo un intento de retorno a prácticas naturales y ecológicas que se consideran más saludables. Así que no me ha parecido descabellado que la solución a un determinado problema de la cultura occidental, que además preocupa a mucha gente relacionada con la estética del cuerpo, pueda estar en algún tipo de mezcla realizada por una tribu amazónica. Por cierto, que esta parte de la novela en la que se describen las prácticas de los jíbaros me ha gustado especialmente.
Al margen de la trama, la novela es muy divertida y muy movida. Al estar escrita en primera persona, sintonizas rápidamente con el protagonista que te cuenta sus andanzas con bastante gracia. Como sabéis, a mi las personas que van de "graciosas" no me van mucho, pero he de reconocer que Manuel no va de eso, es que, al menos, tiene gracia contando o escribiendo lo que le ocurre, incluso en las situaciones más al límite que le acontecen. Por este motivo, la novela es muy entretenida y me ha llenado dos tardes de agradable lectura con la sonrisa en la boca de forma casi permanente.
En conclusión, una lectura sencilla, entretenida y muy fresca sobre un "problema real" para mucha gente para la que la estética es un factor importante para conseguir la felicidad. Una novela de aventuras con toques antropológicos y culturales basada en el ansia de poder de las empresas farmacéuticas.