Que el hombre altera el paisaje es algo por todos sabido. La sierra de Huelva no escapa a esta afirmación , eso sí, tenemos la suerte de que algo tan característico como los muros de piedra que delimitan fincas y flanquean numerosos caminos allá por donde pisas albergan biodiversidad en vez de resultar nocivos -como pueden ser las vallas metálicas-. La naturaleza ha integrado estas construcciones humanas aprovechando sus recovecos para que comunidades de los más diversos animales y vegetales tengan opciones de vivir. Igual no todos se han parado un segundo a pensarlo pero cuando te aproximas a estos rincones y reflexionas al respecto vas percibiendo sus opciones como refugio, posadero o nido, como hogar para desarrollar toda su vida ahí o como punto de visita ocasional.
En estos muros de piedra tras los que suelen encontrarse los preciados cerdos o algún encinar viven invertebrados como son caracoles, arañas, escorpiones o ciempiés .Los anfibios encuentran un lugar idóneo para pasar las épocas desfavorables fuera del alcance de inoportunos visitantes y lo mismo se puede decir de algunas serpientes que permanecen aletargadas a buen resguardo o lagartijas que directamente viven ahí. Un punto interesante son los roedores e insectívoros (hablo básicamente de musarañas) que como ha quedado demostrado alcanzan gran éxito habitando las cavidades que quedan entre lasca y lasca; no es descartable que en algunos de estos muros de mayor tamaño y con suficiente inaccesibilidad se encuentren mamíferos de mayor porte.
Las aves básicamente pueden usarlo para alimentarse o como posadero, pero su auténtico reino son los arbustos y árboles que más nos vale cuidar .Y esto hablando de fauna, porque como haber abundan líquenes (unión de hongo y alga), musgos y helechos que no son familiares a las grandes masas pero que son tan importantes como cualquier otro ser vivo.
Hasta ahora he dado solo pinceladas leves de lo que pueden albergar estas características construcciones pero al avanzar al nivel de las relaciones entre organismos la cosa se pone más interesante. Hay organismos que crían en los muros teniendo difícil hacerlo ya en otros lugares, los hay que los emplean a modo de despensa ya que comadrejas o ginetas suelen acercarse en busca de roedores (lo mismo podría decirse de las rapaces nocturnas) aparte de que en los propios habitantes de los muros ya se da de por sí una pirámide ecológica en toda regla. El hecho de tener cubierta vegetal en sus diversas formas crea un microcosmos de insectos que no se han estudiado debidamente pero que albergará sorpresas como pueden darla también los moluscos (caracoles y babosas).No se debe olvidar mencionar que dado su tamaño y forma son obstáculos solventables por la gran fauna a diferencia de los vallados metálicos que impiden el natural trasiego de los animales además de mutilar a bastantes de ellos.
Se puede concluir sin vacilar que buena parte de la actividad de la naturaleza serrana se centra o cuanto menos se relaciona en algún momento dado con la presencia de estos numerosos kilómetros de muro construidos piedra sobre piedra. Son por lo tanto una opción ecológica de separar propiedades, atraen vida en vez de aniquilarla. Un naturalista curioso puede saciar sus inquietudes disfrutando de las múltiples manifestaciones que atesoran en forma de hongos, invertebrados, musgos, líquenes, helechos, etc. Imagino que la finalidad en un comienzo no era más que emplear un material abundante para aplicarlo como solución, pero en esta sociedad del siglo XXI tenemos la opción de valorar otros aspectos y nos encontramos con esta sorpresa: en estos tiempos que corren en los que todos intentan subirse al carro de lo sostenible y lo ecológico la sierra ya tenía esta solución a su favor.
En efecto son caros de mantener y hacer, hay soluciones económicas además de cómodas,pero de algún modo se debería promover la presencia de estos muros, las alambradas no llevan a nada bueno.