Mus, aprovechar la debilidad del rival para ganar partidas

Publicado el 03 enero 2014 por Albilores @Otracorriente

Si en el artículo anterior hablábamos de cómo se desarrolla el juego ahora hablaremos de cómo se “matan juegos” en jugadas determinadas que hacen que cambie el destino de una partida.

En buena parte de las partidas se nos presentarán situaciones que hará que podamos aprovecharnos y hacernos con un juego y con la partida, que por circunstancias del azar, seguramente perderíamos.

Como dijimos anteriormente observar un poquito nos permitirá  aprovecharnos del rival en determinadas circunstancias. Es evidente que unas personas nacen con más psicología que otras, pero en realidad se puede atribuir que “el diablo sabe más por viejo que por diablo”. Y como muestra el siguiente apartado.

Para ganar un torneo, nos enfrentaremos a multitud de parejas que jugarán de diferente forma, pero para entendernos las clasificaremos en 3 grupos:

-  FUERTES-  Suelen ser pocas parejas

-  REGULARES- Suelen ser la gran mayoría

-  DEBILES- También suelen ser pocas

Según esta clasificación, nuestra buena marcha en un torneo dependerá, no de ganar a las fuertes, sino de ganar todas o prácticamente todas las partidas a las parejas regulares y débiles. Para ello ser capaz de hacer una valoración buena es fundamental.

-Empezaremos por las débiles-

No se nos debe escapar la partida por nada del mundo. Que cojan multitud de jugadas, no es excusa. Hay que ganar por mucho que les venga y que nos hagan sufrir. En estas parejas, la lógica no existe, harán cosas que nos desconcierten si empleamos el sentido común. La valoración de las jugadas que tienen estas parejas no es la misma que tenemos nosotros.

Armarse de paciencia es fundamental. Cortar el mus constantemente, sin dar tregua y obligarlos a jugar con las cartas dadas de primeras es clave.

No echaremos faroles grandes. Sin jugada echaremos tan solo un envite o 3 chinos como mucho. Esto será suficiente para robarlos en caso de que no tengan jugada. Por el contrario, si tenemos buena jugada echaremos muchos chinos. Grandes apuestas. Si los pillamos con jugada probablemente nos querrán siempre. Poco a poco nos haremos con las partidas, sin prisa.

-Parejas regulares-

Son parejas experimentadas, han jugado multitud de torneos y conocen la dinámica del juego, pero les faltan puntos clave para ser buenas. Cosas que aprovecharemos y deberemos ganar todas o casi todas las partidas en que nos enfrentemos contra este tipo de rivales.

La valoración de las jugadas que tienen estas parejas sí es adecuada y se pasarán las señas correctamente, pero cometerán errores de base que nos darán la victoria. Saben jugar pero la pareja esta coja. Por lo normal uno tomará las decisiones de querer o echar (lo llamaremos jugador A). Y por tanto el otro jugador será más seguro y no regalará juegos para no ser abroncado por el compañero que manda. Es decir, no jugará de farol. (Lo llamaremos jugador B). Es muy sencillo saber cuál es el que lleva la partida (A) y el que esta de comparsa (B). Por tanto ya tenemos mucha ventaja sobre ellos.

Ejemplo: Supongamos que hablamos de juego: el jugador B es mano, nosotros estamos entre medias de los dos con la 31 y el jugador A es postre. Supongamos que el jugador B pasa, nosotros envidamos (entre los 2 para ver cómo van de fuertes) y el jugador A de postre nos echa órdago. Aquí seguramente no sabremos nada. El jugador que echa el órdago es el jugador fuerte de la pareja y está de postre. No sabremos si el jugador B le ha pasado la seña de 31 o es un farol. Nos echaremos atrás.

-La misma jugada pero el orden de los rivales es opuesto: el jugador A es mano, nosotros entre medias con 31 y el jugador B es postre. El jugador A pasa, nosotros envidamos y el jugador B echa órdago. Aquí es casi seguro que la mano tiene 31 ya que el jugador B no se atrevería a echar órdago sin estar forzado y sin jugada.

-Por el contrario, supongamos que el jugador A pasa, nosotros envidamos y el jugador B se queda callado y es el jugador A el que echa órdago de mano. Seguramente será un farol por parte del jugador A que ha tomado la decisión de defender el juego. No ha habido seña de 31 (lo más probable, porque no la tenga) y el jugador B, que es el débil, no se ha atrevido a tomar la decisión ni de atacar ni tampoco de querer. Querremos el órdago y mataremos un juego que los rivales no sabrán ni porque ha sucedido. Esta valoración la tomaremos en situaciones similares. Poco a poco las partidas irán cayendo.

-Parejas fuertes

Con estas parejas estos conceptos no entran en juego. No sabremos si las cosas suceden por error o porque quieren hacernos caer en la trampa. Jugaremos la partida y ambas parejas se encomendaran a la fortuna en muchas ocasiones. Pero, como hemos dicho, por lo normal no serán éstas las partidas que nos harán estar arriba por regularidad.

De la aplicación de todos los conceptos juntos, sacaremos partidas adelante que perderíamos habitualmente por falta de jugadas.

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