Las musas me han abandonado definitivamente. Las muy traidoras se fueron el viernes con Juan José Millás. La certeza de su abandono, no ya sólo de mí, sino también de quienes deberían tenerlas siempre a su lado, como los candidatos a las próximas elecciones, me llegó ayer con Rubalcaba, por poner un ejemplo práctico. El candidato socialista apuntó que la solución a la crisis pasa por aumentar el precio del tabaco y el alcohol, es decir, apretar los tornillos a los que pagan en lugar de buscar con el mismo ahínco que ha buscado a los dirigentes de ETA también a los defraudadores, que son muchos e importantes. En su lugar, subimos impuestos de forma generalizada e injusta, por tanto, IVA mediante. Pero no hay que olvidar que esto es lo fácil y rápido aunque, como todo lo fácil y rápido, es poco efectivo a la larga si no emprenden una nueva campaña para que fumemos y bebamos más alcohol, aunque con inspirados consejos para no enfermar. Otra alma en pena tras la huida acelerada de las musas, Artur Mas, abogaba ayer también por subir los impuestos y por la imposición de”tarifas para la utilización de ciertos servicios”, es decir, por el copago, palabra muy poco electoralista para pronunciarla a poco más de mes y medio de las elecciones. Habrá que esperar al 21-N para que los políticos empiecen a llamar a las cosas por su nombre. Por ahora, todo son eufemismos y las musas, me temo, ya están haciendo las maletas para un largo viaje lejos de aquí.