Este año se han vendido fresas (o mejor dicho fresones) desde el mes de febrero, pero hasta ese día no vi unas auténticas fresas con color de fresa madura y ese olor que sin necesidad de abrir los ojos te traslada a la primavera.
He empleado exactamente los mismos ingredientes (más un chorrito de aceite) pero he customizado un poco la forma de procesarlos aunque el resultado ha sido una muselina suave, rica y refrescante.
INGREDIENTES:
300 g de fresas
200 g azúcar
500 g de nata
un chorrito de aceite de oliva virgen extra
fresas para adornar
MODO DE HACER:
Para empezar he puesto un chorrito (muy pequeño) de aceite en un cazo (únicamente para que no se pegue), he echado las fresas cortadas y he dejado que se hagan un poco, tal y como lo hago en el petit suisse de fresa. He pasado las fresas con la batidora.
En vez de agregar el azúcar a esta preparación lo he reservado para montar la nata con el azúcar. Una vez montado la he mezclado suavemente con una lengua con movimientos envolventes con el puré de fresas con la nata.
Hecho esto he introducido la mezcla en una manga desechable y lo he metido en el congelador. Tras un rato (una hora más o menos) he cambiado la manga al frigorífico de 0ºC.
Al momento de servir he rellenado los recipientes con la manga pastelera y les he puesto (como decía la receta) un fresón encima.
En la siguiente foto se puede apreciar la textura de la muselina.