Hoy es un día especial. Hoy, a las 12:00 se ha inaugurado el Museo de Ciencias Naturales en Zaragoza. Ni recuerdo ya cuanto hace que fui a verlo antes de que lo cerraran. Pero tengo en mi mente grabado aporximadamente el año. Fui con mi hijo mayor para catalogar alguno de los animales de la colección. Entonces era mi único hijo y no tendría más de cuatro o cinco años. 1998. Pasó una tarde haciendo de Guía del Museo para algunos de los visitantes del mismo mientras yo sacaba y tenía el privilegio de poder manipular aquellos especímenes que databan de mediados del siglo XIX. Todavía lo recuerdo explicándole a un señor el canto de la abubilla (bu, bu, bu) y el de mochelo (mochuelo, miau, miau...). Cuanto hemos crecido.
Tampoco es un museo a la antigua usanza. Había más material fósil expuesto en la antigua sala Lucas Mallada. También había más material en la antigua sala Longinos Navás. Pero lo expuesto lo está dignamente. Me gustan las vitrinas de madera que recuerdan a los viejos museos. Tiene luz suficiente, cosa que debe de ser un lujo a juzgar por las tendencias en algunos museos. Voy a volver a Dinopolis en breve y me gustaría que hubiese alguna "bombilla" más que la otra vez que estuve...
Sí que se podrán seguir contemplando algunas "estrellas" como el cocodrilo fósil de Ricla, las ranas de Libros y el ave del paraíso, a las que se añaden otras como un cráneo de toro y un pequeño dinosaurio completo.
Personalmente, me alegro de que se hayan expuesto unas piezas a las que les tengo un cariño especial, no por su calidad y parecido con el animal en vivo, sino por la anécdota. Y os la voy a contar. Las cosas compartidas hacen un mayor provecho.
Linneo, inventor de la nomenclatura científica que usamos en la actualidad, clasificó muchos animales. Algunos de ellos le eran traídos por personas que le conocían. Nunca vio un nido de águila real. Tanto era así que clasificó al águila real con plumaje de adulto como Falco chrysaetos, que publicó en 1756, pero cuando recibió un águila joven, de tonos más negruzcos y manchas blancas muy conspicuas en cola y alas, la deniminó Falco alba, ya que atribuyó ese ejemplar a una especie diferente. Ese era el motivo de que no encontrasen referencia alguna a un ave rapaz que se correspondiese con el nombre científico de Falco alba.
Pues aquí estan esas Falco alba, surcando los aires de este nuevo museo al que espero el futuro sólo le reserve ampliación y crecimiento en medios materiales y humanos. Y sobre todo, le deseo lo mejor a Ignacio Canudo Sanagustín, un director de museo de enorme talla científica que sin duda elevará la categoría de este museo que hoy se inaugura.
Feliz singladura por los mares de la ciencia....