Leyenda y realidad se confunden al pensar en los bandoleros.
Aquellos personajes que pasaron a formar parte de una Andalucía que inventaron los viajeros románticos.
Nombres como el Tempranillo o Tragabuches, se funden en la tradición popular de la serranía andaluza, al igual que sus caminos, los coches de caballos o las ventas.
El recinto consta de cinco salas. Nada más entrar, una típica taberna andaluza sumerge al visitante en el ambiente.
Una completa exposición que permite al visitante convertirse ora en viajero romántico, ora en aguerrido bandolero surcando los caminos serranos, ora en agente del gobierno buscando el plan perfecto para capturar a un bandolero.