El Museo Guggenheim de Bilbao es mucho más de lo que uno podría esperar en un espacio artístico. Desde su entrada, me fue imposible no quedar cautivada por la espectacular arquitectura, obra del arquitecto estadounidense Frank Gehry. Un concepto que irrumpió para siempre en la escena española desde finales del siglo XX. Un exterior recubierto por finísimas capas de titanio asombran a cualquiera...y en la entrada principal, un gigantesco (y polémico) cachorro cubierto de flores cuida con esmero el entorno, obra de Jeff Koons. Desde ahí, la mezcla de emociones y arte cobra vida propia.
El interior, imponente. Desde su centro se puede vislumbrar el ir y venir de los visitantes, como si se tratara de un torrente sanguíneo que recorre el cuerpo. El ascensor permite ver desde las alturas las dimensiones curvilíneas del entorno.
Las exposiciones, impresionantes. Pop-art, Barroco exhuberante, L'art en guerre...una generadora de sensaciones más que la otra.
Absolutamente recomendable.
La compra de los tickets la hicimos por internet. Funciona de maravilla para evitarse las filas e ingresar al museo de forma rápida (ni un minuto siquiera tarda el proceso).
Les comparto, pues, algunas de las fotos que tomé durante la visita. Espero que sirvan de muestra para ver lo fascinante que es el museo.
Si quieren saber más, esta es la dirección de la página oficial: http://www.guggenheim-bilbao.es