Cuatro años han pasado desde entonces. Eliana ha disfrutado del permiso para leer todo lo que quería sin tener que perder tiempo en fiestas de sociedad para encontrar un buen partido. No obstante, un día descubre que hay una joven con la que el príncipe comienza a intimar y piensa que al final ha aparecido alguien a quien quiere de verdad. Eliana empieza a prepararse para el momento en que se rompa su falso compromiso. Sin embargo, en estos cuatro años, ha acabado enamorándose de Christopher. Reseña
Leyendo el argumento, supongo que imaginaréis por qué le tenía ganas a esta serie: historia romántica de época en un mundo de fantasía (aunque sin elementos mágicos) y protagonista amante de los libros. ¿Qué podía salir mal? Bueno, pues TODO. O casi todo.
Lo más sangrante del desarrollo lo podemos ver en el capítulo #2 en que Eliana es acusada de no ser digna como futura reina pero, en cambio, salen un montón de personas hablando de lo que ella les ha ayudado con sus conocimientos adquiridos de tanto leer. Sin embargo, nunca se llega a ver nada de eso, ni siquiera una insinuación de que la chica hace algo aparte de leer. Esto, además, mientras es acusada por la arpía de turno. Eliana no dice media palabra para defenderse, es Christopher el que debe salvar la situación. Un patrón que se repite de diferentes maneras en los siguientes arcos argumentales. Así que tenemos un combo terrible de narración nefasta y esquema repetitivo.
Esta narración nefasta también repercute en los personajes secundarios, de los que nos falta mucha información y contexto. Igual que pasa con el propio mundo o situación de los protagonistas. Por ejemplo, los cuatro años desde el compromiso hasta que empieza la serie como tal, están en blanco. Se supone que es el periodo de tiempo en que Eliana se enamora de su prometido, también son años en que trata a menudo con la reina, pero no vemos nada de eso. En algunos momentos se dan breves flashbacks de cosas que no hemos visto para tener algo de información, pero se quedan lejos de lo necesario para tener una trama armada coherentemente.
Como último punto débil no puedo evitar mencionar a la protagonista. Todos los personajes le alaban unas virtudes que no le vemos. Tiene horchata en las venas en lugar de sangre, no se entera de nada de lo que sucede a su alrededor y que siempre tenga que llegar el príncipe de brillante armadura a sacarle las castañas del fuego, aburre. Además, sus prioridades con los libros están bastante mal cuando le preocupa más que un malo queme unos cuantos a una madre enferma y retenida como rehén. Ni siquiera en la parte romántica aporta mucho, el pobre Christopher se encarga de todo. Eliana vive montándose películas que no durarían ni cinco minutos de atreverse a hablar y preguntarle a su amado. Estoy mayor para protagonistas así. Y más cuando hace muy poco tuvimos a una mucho más interesante en un contexto similar: Raeliana.
La serie tiene sus virtudes como mensajes antibélicos que se cuelan, la importancia del conocimiento para el desarrollo o la trascendencia de los libros como fuente de saber y relatores de la historia. Además, visualmente es muy bonita, con personajes muy atractivos. En el anime se nota una producción bastante pobre, pero lo que he visto del manga es realmente precioso.
Visto lo visto, ¿le daré una oportunidad al manga? A día de hoy, no sé qué decir. No me extraña que en entrevistas el editor haya dicho que las ventas no han aumentado tras el anime, primero por la poca trascendencia que ha tenido, pero, sobre todo, porque ha debido desmotivar a más gente de la que habrá picado para pillarse la serie. Yo misma me encuentro ahí. Historia poco original narrada de pena, personajes planos y estereotipados y protagonista femenina anodina. Hay problemas que, supongo, son exclusivos del anime, pero otros ya estarán en el material original y la adaptación sólo los ha empeorado, así que me decanto por no incluir la serie en mis futuras compras.
En definitiva, en cuanto a la adaptación animada, ni siquiera como disfrute visual merece la pena, ved el opening para eso y ya. Perdí la cuenta de la cantidad de veces que resoplé o puse los ojos en blanco o paré un capítulo exasperada. Es cierto que lo peor está en la primera mitad, la segunda mejora un poco, pero ni por ésas salvo la valoración global.