Para seguir una buena semana, musicalmente hablando, volvimos al auditorio carbayón para un programa realmente goloso pese a la cuaresma, con dos partes totalmente distintas...
La Obertura "Egmont", Op. 84 de Beethoven es una de esas partituras que pueden marcar toda una velada. Con un director ya conocido por la orquesta y amplia experiencia desde el foso, se apostó por una versión reposada, sin concesiones a la galería en cuanto a los tempi, pudiendo paladear cada uno de los temas cual si fuese a levantarse un telón que los desarrollaría vocalmente. Gesto preciso, nada ampuloso y perfecta simbiosis con cada uno de los músicos a sus órdenes lograron una versión muy decorosa aunque algo desequilibrada en los graves, si bien en el haber debemos apuntar tanto la dinámica como la agógica conseguidas.
Aunque el regusto sea agridulce, hay que reconocer un buen poso tras el menú sabatino con un resultado muy aseado en conjunto de la segunda orquesta asturiana, a la que le falta conseguir un sabor propio, más cercano con su "cocinero jefe" pese a sus propios ingredientes no siempre del agrado de todos.