Todavía hubo tiempo para un regalo de lujo: el arreglo para orquesta de cuerda del pianístico Asturias de Albéniz (aunque la versión para guitarra sea más popular), difícil logro elegir un tempo ajustado y alcanzar los rubati originales manteniendo todo el espíritu de esta obra recreándola desde los arcos. Desconozco la autoría de esta adaptación (distinta de la enlazada un poco más arriba donde los pizzicati en contrabajo y cellos es lo que domina, como en el arreglo de Matthias Hammerschmitt pero sin viento o el excelente de Frübeck de Burgos) aunque el resultado no pudo ser mejor.
Igualmente plausible la apuesta por nuevos repertorios y compositores, si además asturianos todavía mejor, y el apoyo a estas agrupaciones por parte de algunos maestros profesionales (ellos saben quiénes) siempre dispuestos a compartir experiencias con la nueva hornada de jóvenes intérpretes que serán ya los atriles del presente, codo con codo entre sus profesores.