Mutilación Genital Femenina: combatirla sin demonizar

Por Hijosdeevayadan
En varias ocasiones nos hemos acercado desde este blog a la cuestión de la mutilación genital femenina o, más resumida, ablación. Desde una panorámica más generalizada, pasando por el recordatorio del día de hoy como Día Internacional contra la Mutilación Genital Femenina y, el año pasado en esta misma fecha, el testimonio de algunas mujeres africanas y el trabajo que están realizando entre nosotr@s. Hoy lo hacemos a través de este texto de Maite Aranzabal, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cooperación, Inmigración y Adopción de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap). Un texto en el que nos invita a la reflexión sobre este fenómeno en profundidad y con perspectiva.

La Mutilación Genital Femenina (MGF) es la extirpación total o parcial de los genitales externos femeninos por motivos culturales, no por razones terapéuticas. Hay cuatro tipos de menor a mayor agresividad. Pero la MGF si bien va rotundamente contra de los derechos fundamentales de las niñas, es un fenómeno complejo que se justifica como práctica cultural y se legitima a través de diversas creencias.

¿Y cuáles son esas creencias?

  • Sociales:  se realiza (o al menos originariamente) como ritual del paso de niña a mujer y de integración en la sociedad adulta. Va acompañado de bailes, música y fiesta.
  • Sexuales: se quiere eliminar el placer sexual de la mujer para que sea fiel a su pareja  y con ello mantenga el honor familiar
  • Salud: Muchas personas de esos países creen que mejorará el parto y la mujer será más fértil
  • Higiénicas: Si no ha sido mutilada se le prohibirá tocar alimentos o agua de la familia por impura
  • Estéticas: al igual que los genitales masculinos, esa parte de la mujer es considerada fea y necesita mejoras.
  • Religiosas: algunos líderes religiosos machistas aprovechan para decir que Dios obliga pero eso no es cierto. El Corán no lo menciona y además de ser practicado entre musulmanes también lo es entre animistas e incluso judíos y algunos cristianos.
  • Identidad grupal: tal vez sea la creencia que más fuerza tiene. Por eso se realiza en determinadas etnias y no países, por la pertenencia al grupo. Si no se mutila a la niña, no podrá casarse, ni tener hijos con nadie, se le rechazará en su sociedad etc.

Lo suelen realizar las mujeres mayores del poblado que además cobran y viven de ello y lo favorecen las madres creyendo que hacen un favor a sus hijas. Es por ello que no se considera directamente como violencia de género.

¿Dónde se realiza?

En más de 40 países: muchos de la franja centroafricana tanto del Este como del Oeste, en Asia (Malasia etc), en países de Oriente Medio, en Egipto o Emiratos Arabes por ejemplo e incluso en América.

La edad, como ya he dicho era en la pubertad, pero actualmente se ha ido adelantando y suele ser entre los 5 y los 15 años e incluso menos.

¿Qué consecuencias médicas tiene sobre la salud de la niña?

Gran parte de las consecuencias se deben al ocultismo y prohibición pues se realiza de forma oculta en medios miserables con cuchillos o cristales. Por eso algunos estamentos médicos llegan a defender que se realice abiertamente en centros hospitalarios.

De forma aguda puede causar hemorragias, infecciones, abscesos, pielonefritis,  tétanos, transmisión de enfermedades graves como VIH, hepatitis, estafilococias etc además del tremendo dolor, miedo y angustia de la niña.

Como secuelas pueden padecer alteraciones genito-urinarias, renales, disfunciones sexuales, infertilidad, desgarros y fístulas en el parto, cicatrices y malformaciones y desde luego alteraciones psicológicas por la humillación y por los problemas derivados.

De todas formas para ser ecuánimes debemos destacar que el artículo aparecido en noviembre de este año 2012 titulado 7 cosas que deben saberse sobre MGF y publicado por la prestigiosa Hastings Center Report, afirma entre otras tesis que

  • no todas las mujeres que lo han sufrido pierden el placer sexual,
  • que las complicaciones y secuelas no ocurren en la generalidad de ellas o
  • que no hay evidencia de relación entre MGF y mortalidad infantil o materna durante el parto.

¿Qué solución tiene?

Desde 2005 en nuestro país está considerado delito penal tanto si la intervención se realiza aquí como si se hace en su país cuando ellos residen ya en el nuestro. Es decir, los padres podrían ir a la cárcel e incluso serles suprimida la patria potestad.  Muchos gobiernos de países africanos también se han comprometido a la erradicación de tan atroz costumbre.

Según una reciente encuesta catalana (donde han sido pioneros a nivel estatal en la lucha contra la ablación), el 88% de las mujeres subsaharianas que viven en Cataluña están en contra de la MGF. Pero también el 40% piensan que sin MGF tal vez sean estériles.

Sólo el 45% aceptan el documento protocolizado preventivo que les entrega el pediatra antes de viajar a su país o en las consultas de salud.
En toda Europa hay riesgo para 180.000 mujeres emigrantes al año.

¿Qué debemos hacer los pediatras?

Tenemos la obligación de denunciarlo. Pero por los motivos mencionados, algo debemos de hacer además de ponerlo ante la autoridad judicial. Y la mejor forma no es iniciar una campaña “tolerancia cero” humillando, haciendo que esa niña pierda también a sus padres si no, como siempre, previniendo.

Algunos puntos sobre los que incidiría son estos:

  • Debemos  identificar los grupos de riesgo según los países donde prevalece esta práctica.
  • Aprovechar las visitas de salud y las consultas para explicar las consecuencias médicas y psicológicas en nuestra sociedad
  • Avisar, especialmente en vísperas de su viaje de vacaciones, de las consecuencias legales que eso supondría.
  • Presentar ante ambos padres e invitarles a firmar el documento adjunto en el cual se avisa del castigo legal si a la vuelta de su viaje o en cualquier momento se descubriera que la niña ha sido mutilada.
  • Valorar con suma delicadeza en la primera visita y en los controles de salud los genitales infantiles.
  • Realizar campañas de sensibilización en los diversos centros médicos y sociales. En ellas sería fundamental implicar al padre y hacer protagonista a la madre. Aumentar su capacidad de decisión para que sean ellas las que decidan no intervenir a sus hijas y además multipliquen el impacto de esta negativa al llegar a sus países de procedencia.
  • Proponerles sustituir  los rituales perniciosos por fiestas importantes.
  • Avisar de que las prácticas sociales evolucionan. No conviene olvidar que en Inglaterra se llegó a realizar esta intervención para evitar la epilepsia y la histeria en el siglo XIX. E incluso hoy en día las mujeres- si bien es cierto que son ellas mismas las que lo deciden- se someten a operaciones estéticas de los genitales, se ponen piercings, tatuajes etc.

Pero ante todo es importante mirar este tema con sensibilidad hacia su cultura, con ojos africanos además de occidentales.