Para entretenernos y apartar de la mente la pérdida leemos en la cama "Sonidos de la granja". La única pega que encuentro a este divertido libro con sonidos es no ver ninguna vaca entre sus páginas, el animal favorito de mi sobrino G. Y es que no podía olvidarme tan pronto de cómo ayer, esperando el final de homilía en un parquecito, escuché la primera palabra de este rubio encantador. "Vaca". Jajaja, qué bonico. Ahí no había arbitrariedad como en el "ma-ma" de Álvaro, sino la destreza lingüística de mi sobrino. Siempre le han llamado la atención estos animalitos a manchas y así lo ha demostrado nombrándolos precozmente.
Si del día de ayer me quedo con la "vaca" de mi sobri, el primer columpio de Guisantito (¡qué emocionante!) y los abrazos de la familia, de la pérdida de estas dos mujeres magníficas me quedaré con el aprendizaje continuo al que me insto hasta acercarme a su fuerza vital y su alegría constante.