Muy interesante José Picón, del diario platense El Día, u...

Publicado el 07 noviembre 2016 por Rodolfo90


Muy interesante José Picón, del diario platense El Día, ubicando en contexto todo lo que se escribe acerca de la Administración Cambiemos y sus ínfulas de 'nueva política':
"(...) El oficialismo, mientras tanto, debe bucear en el peronismo aliados para sancionar el endeudamiento de casi 60 mil millones que figuran en el Presupuesto.
Está muy cerca de conseguir los dos tercios en el Senado donde algunos oficialistas deslizaron un plan de emergencia: hacer reasumir al intendente de José C. Paz, Mario Ishii, un peronista que muestra sintonía fina con Cambiemos. Al acuerdo macrista radical le faltan dos votos en la Cámara alta. Con esa jugada quedarían a punto de conseguir el objetivo.
Más complejo es el panorama en Diputados. Hasta ahora, las tres vertientes del peronismo-kirchnerismo se mantienen unidas en una estrategia común frente al Presupuesto. Critican la magnitud del endeudamiento y la falta de un fondo para atender obras en municipios.
En las últimas horas un diputado del oficialismo hizo un intento de acercamiento con un alto exponente de La Cámpora y se encontró con una respuesta explosiva: “Tienen que hablar con Máximo”.
Cambiemos se convenció de que el ultrakirchnerismo no aprobará el proyecto. “A nivel nacional pasó lo mismo y Cristina se la pasó toda la semana despotricando contra el endeudamiento”, razonaba un legislador.
Todas las miradas vuelven a posarse en los intendentes dialoguistas del grupo Esmeralda. Mañana (N. de la R.: lunes 07/11) se reunirán en Hurlingham para afinar una posición frente al Presupuesto. En el peronismo parece primar la idea de articular un trabajo legislativo conjunto para pelear por espacios de poder en Diputados. Pero ese acuerdo difícilmente se traslade a la votación de los proyectos que requiere Vidal. (...)".
Esta realidad de lo cotidiano que expuso Picón hay que contrastarlo con el relato del PRO acerca de sus explicaciones para, por ejemplo, convocar a Ishii (recordarán que la visita de Ishii a Mauricio Macri fue tema de Urgente24 hace tiempo), es posible leer a uno de los voceros más conocido del macrismo ortodoxo, aunque no es el único, Joaquín Morales Solá, desde el diario La Nación, preocupado por desmentir que la imagen positiva de Macri se cayó muy por debajo de María Eugenia Vidal, algo que destartala el equilibrio interno del PRO:
"(...) Un ministro de Macri suele decir que las sociedades no agradecen las crisis que se evitan, porque está seguro de que ellos evitaron una enorme. Puede ser injusto. En un año de recesión económica, con inflación alta durante la mayoría de los meses y con importantes aumentos de tarifas en el medio, la aprobación social a la gestión del Presidente está entre el 56% y el 58% de los encuestados, según las consultaras Poliarquía e Isonomía. Esos números inesperados se respaldan en varias circunstancias. Tal vez la más importante de ellas sea la restauración de la normalidad en las relaciones políticas ante una sociedad fatigada del conflicto. Pero no es la única. Con un discurso simple (repetitivo, a veces) y con escasa relación con las tribunas y los atriles, Macri ha construido más optimismo en el futuro que satisfacción con el presente.
¿Hasta cuándo el optimismo? Nadie lo sabe. Es una gran incógnita para los propios encuestadores. Un aporte significativo al afianzamiento político de Macri es la presencia constante de Cristina Kirchner en el escenario público. No es una deducción; es una constatación de las encuestas. En las últimas semanas creció la certeza social de que la ex presidenta es lo diferente de Macri. Tampoco es un mérito de Macri; el trabajo casi exclusivo, otra vez a favor del Presidente, lo hace Cristina.
(...) El Presidente también arrastra sus obsesiones. No le gustó que Sergio Massa se pavoneara al día siguiente de la votación del presupuesto como el arquitecto de esas victorias. "¿Ustedes no hicieron nada?", le preguntó, irónico, a un colaborador. "Nosotros estuvimos trabajando desde la 11 de la mañana hasta la madrugada del día siguiente. Massa llegó a la medianoche y al día siguiente estaba fresco mientras los nuestros descansaban", le explicaron. Apartemos las obsesiones presidenciales. En sus casi 11 meses de gobierno se aprobaron 70 leyes en el Congreso con el aporte de la oposición, sobre todo del massismo y del peronismo no cristinista, como el que lideran Miguel Pichetto en el Senado y Diego Bossio en Diputados.
Es un resultado que merece el elogio del Gobierno, pero también de la oposición. Macri no es Alfonsín ni, mucho menos, De la Rúa. Pero tampoco el peronismo actual es el mismo que acosó a Alfonsín y a De la Rúa. La prioridad de peronismo de ahora no es voltear a Macri, sino deshacerse de Cristina. Esa es una gran ventaja política del Presidente. (...)".
Complementando este enfoque, Eduardo van der Kooy en el diario Clarín: el Cambiemos que se arrima a Ishii no es el Cambiemos que enarbola a Elisa Carrió. Por lo tanto, ¿qué es Cambiemos? Pregunta a respondere:
"(...) Cambiemos cumplió su etapa de alianza electoral cuando Macri doblegó a Daniel Scioli en el balotaje del año pasado. ¿Se consolidó verdaderamente en este tiempo como alianza de gobierno? El interrogante dispara miradas diferentes. El Presidente supone que los resultados en el Congreso estarían indicando que sí. Aunque varios de esos resultados hayan insumido un costo político y financiero elevado para el Gobierno. Casi $ 21 mil millones extras para aprobar el Presupuesto. Además hubo ciertos desaires circunstanciales pero incómodos. La misma semana que Macri saldó con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, parte de una deuda millonaria del Estado, los legisladores peronistas de esa provincia trabaron la aprobación del proyecto de ley de Participación Público-Privada. Los radicales subrayaron ese revés. Esos socios recelan del manejo unipersonal que Macri tiene con los jerarcas pejotistas cordobeses.
El avance que le aguarda aún a Cambiemos sería mutar en una coalición política, capaz de amalgamar aquella representación popular muy heterogénea que obtuvo en el 2015. Su voto firme constituyó un tercio. El salto al 51% en el balotaje fue un fenómeno que desató el antikirchnerismo. A partir de fin de año resultará imprescindible articular las ofertas electorales. En especial en la franja central donde radicó la fortaleza de Macri. Nadie supone que en 2017 Cambiemos pueda correr riesgos en Capital. En el 2019 se verá. Pero Buenos Aires es un enigma. ¿Alcanzaría con la enorme imagen positiva de María Eugenia Vidal? ¿Será capaz la gobernadora de volcar en candidatos poco taquilleros su influencia? Algo parecido ocurriría en Santa Fe, donde el abandono de la política de Miguel del Sel dejaría un hueco necesario de ser cubierto. El hoy embajador siempre tuvo un techo para su crecimiento. Pero le permitió al PRO una penetración territorial que de otro modo le hubiera resultado más que arduo. Está además latente aquel intringulis de Córdoba.
Entre Macri y los radicales habría diferencias de concepto. El mandatario se siente cómodo con dos cosas. La persistencia del fantasma kirchnerista que representa Cristina. La creencia de mantener una sintonía ajustada con los variados cambios que demandan, al menos, dos tercios de la sociedad. Eso se parece mucho a la biblia del ecuatoriano Jaime Durán Barba. Los radicales (Ernesto Sanz, el diputado Mario Negri y compañía) alertan sobre la insuficiencia y los riesgos de tal esquema. Una verdad a medias. Es cierto que fogonear el antikirchnerismo no servirá para siempre. Resulta también verdad que ese perfil personalista de Macri les restringiría a los socios una participación ampliada. (...)".