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Por La Viajera Incansable @viajoincansable

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Weil am Rhein es una población alemana justo en la frontera con Basilea (Suiza) y Huningue (Francia). Su situación especial entre el Rin y la Selva Negra contribuye a su clima particularmente cálido y apropiado para la producción de vino y, además, los Vosgos y los Alpes se encuentran a la vista. Sin embargo, nada de todo esto había logrado hacer despuntar tanto a la buena de Weil -históricamente una ciudad ferroviaria en la que hacer tránsito- como la llegada, en 1988, de la empresa Vitra y del Vitra Design Museum, de los que pretendo hablar en detalle en entradas posteriores.

Inicialmente concebido para exhibir una colección privada de muebles de diseño, el museo empezó a ofrecer pequeñas exposiciones monográficas hasta que, bajo la dirección de su fundador, Alexander von Vegesack, llegaron las primeras grandes exposiciones de renombre internacional. Desde entonces, el campus Vitra se ha convertido en un referente mundial en lo que a diseño se refiere hasta el punto de recibir 70 mil visitantes cada año.

Weil am Rhein ha podido así ver crecer su economía no solo con la producción de vino sino con la producción de muebles, especialmente sillas, que son la marca de la casa. En 1998, el grupo de marketing de la ciudad propuso la idea de crear un eslogan que la definiera, y llegó lo de "Weil am Rhein, Stadt der Stühle" (Weil am Rhein, la ciudad de las sillas)junto a lo de "Take a seat in Weil am Rhein" (tome asiento en Weil am Rhein), a modo de invitación a descubrir la ciudad.

Lejos de dejarlo ahí, se concibió un plan para presentar el concepto silla de la forma más sorprendente posible. Así empezaron las "maxi sillas" -las "Maxiaturen", como las llaman en alemán-, sillas gigantes patrocinadas por distintos comercios y empresas de la ciudad colocadas en lugares estratégicos. Se trata de réplicas de los diseños demás relevantes de la historia a una escala que va de 1,5:1 a 8:1. El Vitra Design Museum colabora en el proyecto ayudando a seleccionar y producir las sillas, asegurándose de esta forma que todas ellas son totalmente fieles a los originales.

En noviembre de 1999, se celebró una conferencia de prensa para inaugurar la colocación de las primeras nueve sillas y, a partir de ese momento, el número de las mismas empezó a crecer.

He entrado en Weil am Rhein a pie, atravesando la aduana que separa la ciudad suiza de Basilea de esta población alemana. He seguido calle abajo por la Hauptstraße porque recordaba, de mi incursión en autobús de hace un año para visitar el campus Vitra, que la oficina de información turística estaba en esta calle, aunque en el centro. Ahora estaba a la salida (o entrada, según se mire) de Weil. Se trata de una zona agrícola dedicada al cultivo y producción de vino; hay tractores y herramientas de labranza por todas partes, y las casas suelen llevar adosado un granero de madera con puertas enormes. Los niños van en bici a la escuela y los adultos se bajan de ellas para que tú puedas hacer una foto (¡me pasó!).

Mi recorrido de las maxi sillas por Weil am Rhein

⇒ SILLA 1. En medio de pequeñas entradas que van a dar a patios privados -aunque abiertos a la mirada (y al paso, en mi caso) de los transeúntes-, de jardines perfectamente cuidados con flores de mil colores y cantos de pájaros, me he encontrado con la primera silla del día. ¡Qué ilusión! Sin embargo, se trata claramente de una silla "no oficial", realizada por un local con el ánimo de aportar su grano de arena a uno de los pilares que caracteriza su ciudad. ¡Tanto mejor!

Muy animada, he continuado por la calle principal y, en una esquina, me ha llamado la atención la presencia de una gran bodega, magnífica, cobijada en un edificio imponente, de líneas limpias. Me he parado a contemplarla con más atención y, ¡bum! ahí estaba otra silla, esta sí parte del recorrido oficial (llevaba una pequeña placa informativa al pie).

Al leerla, me entero de que estoy ante la Well Tempered Chair, diseñada por Ron Arad (Tel Aviv, 1951) en 1986. Grandes chapas metálicas curvadas conforman las voluminosas formas del asiento, el respaldo y los reposabrazos. A pesar de una primera impresión fría y poco funcional -leo más tarde en la guía que consigo en la oficina de turismo-, el asiento de esta silla es de una confortable elasticidad, aunque algo inestable.

⇒ SILLA 3. Solo un poco más adelante, he llegado a la plaza de la iglesia, muy bonita y pintoresca, frente a unas casas de colores que me han parecido de lo más fotogénicas. La plaza se llama Lindenplatz y en ella se alzan la Evangelische Kirche Alt-Weil y el Museum am Lindenplatz. Justo a la derecha, se encuentra la Wingnut Chair, obra de Jasper Morrison (Londres, 1959) consistente en simples piezas de madera contrachapada cortadas en forma poligonal y unidas con tuercas.

⇒ SILLA 4. No pasa mucho tiempo hasta que me he topado con una silla enorme, gigantesca, roja y negra, situada al lado de uno de los numerosos centros comerciales que pueblan el centro de esta ciudad. Como está a pie de calle, se puede pasar por debajo de ella e impacta lo pequeños que nos vemos los transeúntes a su lado.

Esta mole de silla es la Parigi, del arquitecto italiano Aldo Rossi (Milán, 1931 - 1997), diseño de 1989. Se trata de una pieza de mobiliario típica en la medida en que las cualidades formales predominan sobre los aspectos funcionales. Su apariencia casi de caricatura y el carácter gráfico evocan una ironía divertida distintiva del diseño posmoderno, que se manifiesta en la geometría contorsionada del marco estructural -construido con barras de aluminio negras pintadas al polvo- así como en el contraste entre la apariencia angulosa de los cojines y su suavidad real.

⇒ SILLA 5. Muy cerca de la Parigi y al otro lado de donde se encuentra la oficina de turismo, está la Stacking Chair de Robert Mallet-Stevens (París, 1886 - 1945), de 1926, esta vez en lo alto de la entrada de una tienda.

Su construcción es simple: una serie de tubos de acero soldados, listones de metal y un asiento de madera, enfatizado todo ello por la sutileza cromática. El resultado es una silla robusta, fácilmente lavable y apilable, que la convierten en una pieza ideal para ser usada en cafeterías y restaurantes.

⇒ SILLA 6. La oficina de turismo, a la que por fin he llegado, me ha dado también la bienvenida a través de una silla con una carita feliz colocada frente a la puerta de entrada que, evidentemente, está fuera del recorrido oficial.

⇒ SILLA 7. He reiniciado la marcha tras hacer una pausa para tomar un café en la cafetería justo al lado de la oficina de turismo y me he dirigido a las calles de atrás, donde se encuentra el ayuntamiento ( Rathaus). Según la guía de las localizaciones de las sillas -que ahora ya obra en mi poder-, en los alrededores de la enorme plaza de cemento en la que se sitúa el consistorio debería encontrar otra de las sillas que conforman este singular itinerario.

Vuelvo a la Hauptstraße a través de una calle peatonal, perpendicular al ayuntamiento, en la que están terminando de instalar un maravilloso conjunto escultórico en el que todavía no consta el nombre del artista. Me ha parecido una belleza. En este punto, he aprovechado para, en un supermercado Al Natura, comprar algo de fruta, queso y pan para el almuerzo. Los precios de Alemania, en comparación con los de Suiza, me parecen baratos, aunque realmente no lo sean tanto. ¡Cuidado con emocionarse! La calle principal que he estado recorriendo hasta ahora se ve interrumpida por una carretera muy transitada. Si sigo de frente, voy a parar a la estación del tranvía número 8 que lleva directamente a Basilea y, según el mapa, tomando la carretera en dirección izquierda, llegaría a una de las sillas más características del recorrido. Me he sentado en un banco en las inmediaciones del gran centro comercial que tengo ante mí dispuesta a almorzar y, al mismo tiempo, analizar atentamente el mapa para ver si realmente estoy en el buen camino. Aunque parece que sí, se supone que la siguiente silla debería estar en una rotonda y, aunque podía ver dos desde donde estaba, ninguna de ellas era la que buscaba. Y no se veía más que coches y carretera.

La First del italiano Michele De Lucchi (Ferrara, 1951), de 1983, está situada en la esquina de la antigua oficina de turismo, justo enfrente de la Rathaus Platz. Se trata de un diseño muy original, uno de los pocos objetos de diseño del Postmodernismo concebido para la producción en masa. Aunque estructuralmente muy estable, la reducción de los elementos individuales le otorga la cualidad de extrema ligereza. Los reposabrazos y el respaldo, en forma de dos esferas y un disco de color azul brillante ensartados en un anillo como cuentas de un collar, parecen casi una idea tardía y, en consecuencia, cuestionan los elementos clásicos del diseño de la silla.

⇒ SILLA 8. A pesar de las dudas, he seguido adelante y logrado, por fin, llegar a la rotonda en cuestión, dominada completamente por la , un espectacular diseño de 1974 del prominente protagonista del Postmodernismo, el italiano, recientemente fallecido, Alessandro Mendini (Milán, 1931 - 2019).

"Que mis objetos se conviertan en personajes genera emoción, y eso, en un mundo violento, tranquiliza" Alessandro Mendini
Desde la rotonda, he tomado una carretera hacia la izquierda, dejando de lado la principal que había seguido hasta ahora. Ha sido una pesadilla que creía no acabaría nunca: he andado durante lo que me ha parecido una eternidad por entre fango, maleza y piedras, intentando esquivar los coches que pasaban sin cesar en ambas direcciones hasta que, al otro lado, he visto una especie de pasarela. Al cruzar, me he dado cuenta de que, desde allí, podía llegar al complejo lúdico-acuático Laguna, donde había colocadas un par de sillas más.

La silla de Mendini no fue concebida como un mueble funcional, sino como una interpretación de la silla como arquetipo, un objeto en la frontera entre diseño y arte. En consecuencia, su creador se refiere a ella como un "monumento para el uso espiritual".

⇒ SILLA 9. En lo alto del cartel de la Laguna, se halla situada la Adirondack Chair, un diseño de 1903 del norteamericano Thomas Lee.

Se trata de una silla concebida como una pieza sencilla de mobiliario de jardín. Lee construyó este modelo para su uso personal a partir de tablas de madera utilizadas en estructuras de jardín y cajas. Esta silla, cómoda y robusta, cuyos reposabrazos funcionan asimismo como pequeñas mesas, se hizo muy popular en la Costa Este de los EE.UU. Su aspecto es sorprendentemente moderno, teniendo en cuenta que se desarrolló cien años atrás.

Por entre campos y granjas, y unas cabras muy curiosas, he seguido el sendero que conduce a una de las dos obras que Zaha Hadid construyó en Weil am Rhein (la otra se encuentra en el campus Vitra). Me encanta esta arquitecta, así que ni me lo pensé; de hecho, ha sido una suerte que el LF One, el nombre que recibe su edificio, esté en este recorrido. El Landscape Formation One (LF One) es una estructura construida entre 1996 y 1999 para la feria de jardinería Landesgartenshau celebrada en Weil am Rhein en 1999. Fue concebida como una serie de sendas que se integran en los jardines circundantes. El edificio cuenta con 750 metros cuadrados e incluye un restaurante, oficinas y espacio para exposiciones. La estructura de hormigón está compuesta por tres "hebras" independientes de este material y se inserta en el terreno para buscar la máxima estabilidad térmica durante todo el año. Encuentro las construcciones de Hadid bellas, vivas y que cuentan una historia. Sin embargo, a su vez, nunca dejan de lado el entorno en el que se erigen sino que se mezclan con él encajando a la perfección. La verdad es que me tiene enamorada, esta mujer.

⇒ SILLA 10. Al final de la calle que lleva al edificio principal de la Laguna, justo antes de llegar a la entrada del DreiLänderGarten Park o Jardín de los Tres Países (un gran pulmón verde de 30 hectáreas con jardines ornamentales, parques de juegos para niños, fuentes, etc.) me he vuelto a encontrar con la Stacking Chair de Mallet-Stevens, esta vez en un versión muchísimo mayor y a pie de calle.

Justo al lado del LF One, he visto un montón de esculturas poblando el jardín de una vivienda de lo más peculiar. Nada aquí es corriente. Me han llamado la atención, sobre todo, las esculturas con forma humana, altas y estilizadas, porque las había visto antes, justamente ayer, durante mi recorrido artístico entre el museo Beyeler y el Vitra (que también os contaré en breve). ¡Igual hasta he dado con el artista! Por entre árboles de flores preciosas y gente que pasea, he vuelto a entrar al núcleo de la población y, por una calle de casas unifamiliares alineadas, he llegado nuevamente a la Hauptstraße. Es temprano; son solo las 3.45 de la tarde, así que he decidido continuar con el recorrido dirigiéndome hacia una zona de la ciudad en la que, según el plano, hay 3 o 4 sillas más. ¡Buena decisión! El área ha resultado ser muy interesante, entre alternativa y familiar, y, además de sillas, me he encontrado con unos grafitis preciosos.
"Esta sala de exposición para una feria internacional de jardinería es parte de una secuencia de proyectos que trata de extraer espacios novedosos y fluidos del estudio de formaciones naturales, como los deltas de los ríos, las cordilleras, los bosques, los desiertos, los cañones, los glaciares y los océanos. Las características generales más importantes de los espacios paisajísticos, tan distintos de los tradicionales espacios urbanos y arquitectónicos, son la multitud de sutiles definiciones territoriales y la suavidad de las transiciones. [...] Esto significa que abandonamos la arquitectura y nos rendimos a la naturaleza; la idea es buscar analogías potencialmente productivas para inspirar el nacimiento de nuevas formas terrestres artificiales que respondan a nuestros procesos vitales modernos, complejos y múltiples" Zaha Hadid

⇒ SILLA 11. En una pequeña plaza, frente a la Kesselhaus, un centro social muy activo con cursos de todo tipo y espacio de ocio, se alza la ST 14 de los hermanos alemanes Hans (Berlín, 1890 - Bad Wiessee, 1954) y Wassili Luckhardt (Berlín, 1889 - 1972), de 1931.

"La serena belleza de sus líneas lo domina todo", dijo Hans Luckhardt al describir la silla de acero tubular. Sus líneas elegantes, casi orgánicas, son sin duda alguna su característica predominante y la distinguen claramente de los diseños estrictamente geométricos de otros pioneros de mobiliario con acero tubular (como Marcel Breuer, Mies van der Rohe o Mart Stam). El delicado arco del respaldo sigue las líneas curvilíneas del marco de acero tubular en el que el asiento parece flotar.

⇒ SILLA 12. He seguido calle arriba y hacia la izquierda hasta llegar a un pequeño parque en el que unas cuantas madres jugaban con sus hijos. Atravesándolo, me he dirigido a Hüninger Platz para ver la enorme réplica de la Nagasaki de Mathieu Matégot (Tápió-Sully [Hungría], 1910 - Angers [Francia], 2001), de 1952.

Dos trozos de tubo de acero doblados y soldados forman la base de la silla Nagasaki. En ellos se apoya no solo el asiento, sino también el respaldo, ambos hechos de chapa metálica perforada que añade un alto grado de transparencia a la estructura minimalista de la silla. El ensamblaje tipo collage de los elementos individuales -una característica típica del diseño de los años 50- se enfatiza aun más con el color.

Me encantan las sillas que están a pie de calle, las que puedes tocar, rodear, admirar frente a frente y pasar por debajo de ellas. Me parece una idea formidable que decoren las plazas, rotondas y calles de esta ciudad tan interesante.

⇒ SILLA 13. En el mismo barrio y otra vez en la Hauptstraße, se encuentra, amarrada a la pared del número 374 la Hill House Chair, que el arquitecto y diseñador británico Charles Rennie Mackintosh (Glasgow, 1868 - Londres, 1928) diseñó en 1903 para el interior de la villa del mismo nombre.

La característica más llamativa de la Hill House es la marcada prolongación del respaldo -que le otorga el carácter de objeto de arte- acentuada por la cuadrícula que lo culmina. La atención que Mackintosh dedicó a las cualidades artísticas del mobiliario lo convirtieron en un modelo a seguir para muchos diseñadores posteriores.

⇒ SILLA 14. Me he dirigido a la zona industrial del barrio, en la Colmarer Straße, y allí, en los dominios de la empresa Fröde GmbH, me he encontrrado frente al conjunto de dos sillas (Two Chairs ST 12) y una mesa (Table MR 515) de Mart Stam (Purmerend [Países Bajos], 1899 - Goldach [Suiza], 1986) (1926-30) y Ludwig Mies van der Rohe (Aquisgrán [Alemania], 1886 - Chicago, 1969) (1931-32), respectivamente.

La ST 12 fue la primera silla sin patas traseras de la historia del diseño. El prototipo de Stam se construyó con partes de tuberías de gas.

La mesa MR 515, producida por la empresa Thonet, se ganó una gran reputación por sus proporciones y cualidades estéticas de lo que era un nuevo material en esa época, el acero tubular. Por otra parte, se trata de una mesa que, estructuralmente, puede definirse como simple a la par que convencional.

Al final del itinerario, me doy cuenta de que estoy cerca del Puente de los Tres Países (Dreiländerbrücke o Passerelle des Trois Pays). Sería una lástima perderse el cruzarlo y llegar a Francia...

Ha sido un día perfecto, lleno de novedades, un recorrido diferente, contacto con tres países y todo bajo un cielo despejado y azul (la mayor parte del día, al menos). No puedo pedir más. He tomado el número 8 directamente hacia Aeschenplatz, en mi querida Basilea, y, de allí, el 15 hacia el albergue. Esta noche dormiré como un tronco.

⇒ SILLA 15. Me ha hecho ilusión ver que, también en la parte francesa, hacen un guiño a la producción de sillas del país vecino.