My Legendary Girlfriend – Pulp

Publicado el 16 noviembre 2013 por Srhelvetica

Esa canción trata sobre una novia que tuve en Sheffield. Verás, nunca me gustó mezclar placer y negocios , y siempre he intentado mantener la distancia entre la música y mi vida privada, de forma que siempre acabo saliendo con chicas que no tienen nada que ver con el mundo de la música, y quizás por eso la gente me suele preguntar por mi legendaria novia, porque nunca me han visto con ella“.

Jarvis Cocker,  Record Collector #184, Diciembre de 1994.

My Legendary Girlfriend” se lanzó como doce pulgadas un año antes, pero finalmente fue publicada dentro de “Separations“, el disco de 1992 en el que, gracias a los primeros destellos de genialidad de Jarvis Cocker, empiezan a intuirse las cimas creativas que alcanzaría éste al frente de una banda hasta aquel momento abonada al fracaso. Sin embargo,  puede decirse que con esa canción las cosas empezaron a cambiar: como digo, hasta entonces la de Pulp había sido una trayectoria caracterizada por una concatenación de muy pequeños aciertos y grandes desastres, con paradas en un balbuceante folk-pop  de corto recorrido (aunque “My Lightouse” bien merece el rescate), delirantes intentos de convertirse en los nuevos Wham! (“Everybody’s Problem“) e incluso episodios de oscuridad (“They Suffocate At Night“) que, la verdad, nunca han sido santo de mi devoción. Tampoco se libra el que era el tercer disco de la banda de Sheffield de algunos de esos lastres, pero el brillo de una cara-b especialmente bailable hizo que el público (primero, el británico) empezara a levantar la vista de aquello en lo que andaban metidos y prestara atención a un desgarbado flacucho con gafas capaz de formular pop a partir de material de derribo: ahí estaban, seguiditas, el infeccioso groove disco de “Countdown“,  la soberbia canción a la que va dedicada esta entrada (ahora vamos con ella), la adhesiva “Death II” y, cerrando el disco, el (menos efectivo) coqueteo con la electrónica de “This House Is Condemned“, que quizás acusa hoy de forma demasiado evidente su filiación con la escena musical de 1992, pero que en aquellos ácidos años de house, raves, E’s & Wizz, tenía todo el sentido del mundo. “Separations” se convirtió, de alguna forma, en algo así como el nacimiento de los modernos Pulp. Novedoso en cuanto al sonido (una incipiente fusión de música de baile y pop que con los años acabaría dando pie a Obras Maestras como “Disco 2000“), novedoso también en lo que se refería a la propia alineación de la banda (en este álbum sonaban por primera vez el bajo de Steve Mackey, reemplazo de Mansell, y la batería de Nick Banks, quien había sustituido a Magnus Doyle) y, consecuencia de lo anterior, novedoso en lo que se refiere a su recepción por la crítica: después de casi 15 años de desierto, el 6 de abril de 1991 el influyente NME eligió “My Legendary Girlffriend” como Single de la Semana.

Vamos entonces con la pista que supuso el primer gran éxito (pequeño, si lo comparamos con lo que vendría después) del grupo,  una canción que a priori, no tenía muchas bazas para triunfar en las emisoras. No sólo por su duración, casi siete minutos difícilmente  trasladables a una versión radio-friendly, sino por una particular estructura, en la que prácticamente los primeros dos minutos y medio están copados por un monólogo de Jarvis entre susurros, y la tensión (sexual) no resuelta de un ritmo casi funk: ¿A alguien le suena? Vamos, vamos, no es tan difícil, aunque hoy en día sí que resulta algo difícil de creer: esta pista de Pulp está basada en el arranque de la celebre “You’re The First, The Last, My Everything” de Barry White. No, no estoy de broma, y por lo visto, durante algún tiempo su título fue, ni más ni menos, que el de “Barry White Beat“.

La canción utiliza una fórmula, en realidad, que Jarvis Cocker y los suyos ya habían utilizado alguna vez , y que posteriormente irían puliendo con el tiempo: pertenece a la misma familia que “Sheffied: Sex City” o “Seductive Barry“,  fondos lujuriosos y decididamente pop sobre los que resaltar las divagaciones nocturnas de un Jarvis poseído de forma febril por las más oscuras expresiones del deseo. Atrás queda, por tanto, la sordidez: la ciudad deja de ser escenario de historias de opresión y ahogo, para convertirse en el marco de cópulas furtivas y sexo barato, no por ello menos excitante. Y acorde con ese cambio, la propia transmutación de Jarvis Cocker, que de pronto deja de parecernos un freak, y pasa a convertirse en un sex-symbol. Era el año 1992,  y la leyenda estaba (sólo) empezando a forjarse.


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