¡¡Buenos días!!, ¿cómo va esa semana? Espero que no se esté haciendo demasiado dura, ya que parece que después de un par de meses todo a vuelto a la normalidad y a la dura realidad. Menos mal que aún parece que el verano se resiste a dejarnos, así que habrá que agarrarlo con fuerza para que no se escape.Como soy de las personas que piensan que algunos vicios son buenos, aunque antes que un cigarrillo o una botella de ron es mejor endulzarse de otras formas. Sobretodo cuando los dulces están en su “mejor época”.
Como ya os comenté, estuve la semana pasada por el norte y descubrí una tienda increíble en Oviedo: Cake Keline. Es una de esas tiendas mágicas para todos a los que nos encanta el estilo vintage y seguimos anclados al pasado. Me llamó mucho la atención el escaparate, que aclama al público con una exposición de objetos antiguos como una máquina de escribir o botellas clásicas de Pepsi, además de con unos diseños prácticamente exclusivos. Así que entré inmediatamente en la tienda, cuya inspiración parece sacada de una boutique de los años 50: la ropa en burros a los laterales, una bicicleta de paseo, los casitas de pájaro...Todo en una nebulosa muy rosa, fresca y dulce. Es cierto que para algunos puede resultar algo cursi, pero para los que disfrutamos cuando el chocolate se nos pega en los dedos, es totalmente ideal.De las prendas que presentaban, las que más me gustaban eran los vestidos. Como gran fan que soy de estos, suelo quedarme hipnotizada cuando me ofrecen algo “diferente”, como en los pequeños detalles tipo el cuello, los cortes algo más vaporosos, las faldas largas, los tonos muy pastel, los lazos en las camisas (algo que no debería pasar de moda nunca). Respecto a los complementos, unos colgantes con motivos dulces como cup cakes, y mucho bronce tanto para los collares y las pulseras, dándole un toque envejecido de lo más atractivo.
Así que os recomiendo que si tenéis la ocasión le echéis un vistazo a la Web: www.Cake-Keline.com y las que podáis no dudéis en pasar por allí. Otra de las situaciones dulces que he experimentado hace poco ha sido una parada en la cadena de restaurantes Peggy Sue's, basada en el concepto del típico Dinner americano. Si os gustó la película de Grease, pues no os lo podéis perder, ya que a este restaurante sólo le falta que se siente John Travolta en la mesa de enfrente. Los tonos también siguen una línea muy pastel; se pueden encontrar máquinas antiguas para pedir música, canciones que nos traen recuerdos como Moon River o las de la banda sonora de Grease. Toda una experiencia, casi como viajar en el tiempo.Se basa todo en la cocina americana tipo hamburguesas, perritos, pizzas...¡ Para beber os recomiendo la fabulosa Pink Lemonade!, muy fresquita. A pesar de que en otra ocasión ya he probado alguno de estos platos, la última vez que fui me decanté por los dulces. La verdad que nunca los había probado aunque me habían hablado muy bien de ellos; ahora entiendo por qué, se me hizo la boca agua... Entre ellos, podéis disfrutar de un auténtico pastel de zanahoria (tiene que ligero sabor dulce pero no vayáis a pensar que sabe como la zanahoria de un guiso) y lo que más me gustó: el brownie de chocolate con una bola de helado encima (escogí el de cereza). No puedo evitar ser una golosa en toda regla así que cualquier ocasión es buena para disfrutar de un buen chocolate, sobretodo cuando nuestro paladar tiene una agradable sensación ante la fusión entre el calor del brownie y el frío del helado. Pero bueno, dejemos ya de hablar de dulces, que parezco Homer Simpson en un momento de subidón gastronómico... Así que espero que a todos los que os gusten las cosas “muy dulces” podáis disfrutar y aprovechar y luego nos contéis. ¡La vida son dos días! Y es mejor vivirla como decía Mary Poppins: “Con un poco de azúcar...”.
xoxo
Nerea.