Algunas veces (más de las que deberíamos) nos gusta complicarnos la vida, no me lo van ustedes a negar.
Clasificar lo inclasificable es una tarea prácticamente imposible, por mucho que los aficionados a esto de "escribir" nos empeñemos tozudamente en ello. Y si tratamos de hacerlo sobre un director de cine como Andrej Zulawski,
Pues bien, hoy me complico la existencia y me dispongo a hablarles de Andrej Zulawski y su (inconclusa) película "Na Srebrnym Globie" (cuya traducción a nuestro idioma sería "EL globo de plata").
El cine de Zulawski tiene unos patrones muy claros y definidos. En sus films se mezclan realidad y ficción sin que quede bien definida su separación y el talento puede apreciarse en cada toma, en cada fotograma, al igual que el mal que habita en ellas. Su cine no es fácil de digerir, más por su
Hay un momento concreto en la vida de Andrej Zulawski que es determinante para que desarrollara su labor tras la cámara de la manera en la que lo hace. Nacido en Polonia, decidió marcharse al país en el que había estudiado cine, Francia, donde encontró la libertad creativa que buscaba para rodar sus películas (no como en su país de origen, donde las productoras le ponían demasiados impedimentos para lo que él quería llevar a cabo, censurando y cortando lo que no
"Na Sewvrnym Globie" está basada en una serie de libros que su tío-abuelo Jerzy Zulawski escribiera, entre 1901 y 1911, para la saga de "La trilogía lunar". Una saga espacial futurista, adelantada a su época y que nos narra la vida de varias generaciones de una familia y su estancia en la Luna. Aquí, según he podido leer, el guión está algo modificado (me van a disculpar, pero no he podido leer la trilogía en cuestión, así que no puedo decirles si hay mucha diferencia entre libros y película, ya que estos libros no se encuantran traducidos ni al castellano ni al inglés que yo sepa) y podría decirse que más que un film de ciencia-ficción al uso, estamos ante una obra de ficción-filosófico-religiosa que nos acerca más a Tarkovski y sus paisajes desolados y apocalípticos de Stalker y a la cosmogonía de Alejandro Jodorowsky que a cualquier (y disfrutable) e
Un grupo de astronautas se embarcan en una misión espacial, dejando la Tierra tras ellos y abrazando a las estrellas en el horizonte con intención de crear una nueva civilización. Tras un accidentado aterrizaje en un paraje desconocido, tres supervivientes (dos hombres y una mujer que se ve limitada al papel de madre obligatoriamente) logran asentarse y tener descendencia. Con el paso de las generaciones, los descendientes, nacidos y criados en ese primitivo terreno, van alcanzando un estado de involución educativa tal que acaban siendo una salvaje y brutal tribu que basa sus creencias en la religión, la simbología y la caza. La llegada de un astronauta y su videodiario les hará creer que se trata de un dios encarnado que ha venido para guiarlos hacia su destino.
Centenares de extras y figurantes, escenarios muy trabajados, cuidados, detallistas y dignos de cualquier superproducción de Hollywood, una fotografía exquisita e innovadora, un vestuario envidiable, viajes contínuos para localizar exteriores (Crimea, Gobi, el Cáucaso...), horas y horas de cinta grabada... Todo esto se quedó en nada cuando, a poco de llegar al final del rodaje, el Ministro de Cultura pudo ver algunos fragmentos del trabajo de Zulawski y sacó la conclusión que aquello no era sino una alegoría hacia el totalitarismo. Y eso, camaradas, no se podía consentir. Se decretó la cancelación del rodaje y se ordenó la destrucción de todo lo que se había hecho hasta ahora (incluyendo decorados, vestuario y película).
Y Andrej se vio obligado a abandonar de nuevo Polonia. Aunque esta vez no fue por decisión propia.
Con la llegada de la Perestroika, regresa a Polonia y con su vuelta, el deseo de terminar lo que
Sin duda esta idea, que no deja de ser romántica hasta cierto punto y que demuestra un amor infinito hacia su trabajo, y los saltos en el tiempo y el espacio que provoca, hace que el film gane en cierta complejidad.
Na Srebrnym Globie es un majestuoso y poético viaje onírico-filosófico hacia la imposible y compleja historia de un demente, la genialidad irrepetible de un director que amará al cine para toda la eternidad. Un sueño teatral, gris, azulado, frío y cosmogónico en el que Zulawski nos sumerge, nos lleva, hasta la maldad agazapada en los confines del Universo y del que jamás querremos despertar.