El tercer acto de Nabucco se desarrolla en los jardines colgantes de Babilonia, vemos a Abigaille sentada en el trono rodeada de su corte y sus súbditos que, en el convencional coro "È l'Assiria una regina" manifiesta su satisfacción con su reina, a pesar de que con los extranjeros no tiene piedad, el pueblo babilonio es dichoso y feliz, el coro va precedido de la misma marcha que se utilizó en el primer acto para la entrada de Nabucco en el templo de Jerusalén.
El Gran Sacerdote es portador de una sentencia contra Fenena por haber traicionado su fe abrazando la fe hebrea (recitativo "Eccelsa donna"). En esas que aparece Nabucco vestido pobremente, con la barba enmarañada, debilitado, acompañado de su fiel oficial Abdallo se sorprende al encontrar a Abigaille ocupando el trono y en ese mismo instante ella pide que los dejen solos, ha llegado el momento del dúo.
En el dúo "Donna, chi sei?... Egro giacevi": . Abigaille le informa de que ha ocupado el trono a causa del mal estado de salud del monarca y le pide que firme la sentencia que condena a los prisioneros hebreos, entre ellos se encuentra Fenena, Nabucco accede pero cuando se da cuenta de que ha condenado a su hija se arrepiente, es tarde para dar marcha atrás porque cuando quiere hacer saber a Abigaille que en realidad es hija de esclavos ella saca el documento que lo prueba y lo rompe en mil pedazos. Objetivo cumplido: Assai più vale il soglioche un genitor perduto! (¡Más vale trono alcanzado que padre perdido!). En la primera parte del dúo, una vez más, el carácter autoritario de Abigaille se ve reforzado por el empleo de la coloratura y los descensos al grave. En la parte más melódica del dúo cada personaje canta una melodía distinta, más refinada en el caso de Nabucco, más agresiva en el de Abigaille. De pronto resuenan las trompetas que señalan la salida de los presos hacia su condena, Nabucco llama a su guardia pero se encuentra con que acuden para hacerlo prisionero. El dúo se resuelve de una manera tradicional, con una cabaletta (Deh perdona, deh perdona) en la que volverá a marcarse el contraste entre los personajes mediante cambios de rito y melodías distintas que terminarán convergiendo al final. Pide perdón, accederá a que Abigaille ocupe el trono de Babilonia con tal de que Fenena sea liberada, pero no tiene nada que hacer, la esclava Abigaille es inclemente.
Asistimos entonces a un cambio de escena, estamos en la ribera del Éufrates, los prisioneros hebreos, que esperan ser ajusticiados, dejan volar su pensamiento hacia los valles y montañas de su tierra natal añorando la belleza de su perdida patria. ¿Qué decir del "Va pensiero" cuando está ya todo dicho? El coro más famoso de Verdi y seguramente de la historia de la ópera. El visionario sacerdote hebreo, Zaccaria, que es lo más optimista que podáis imaginar, pide a los prisioneros que levanten el ánimo porque se acerca el momento en el que Babilonia caerá, los prisioneros, contagiados por las palabras del sacerdote, recuperan fe y esperanza dejando a un lado sus lamentaciones (Aria con coro: Del futuro nel buio discerno...). Con esta radical mutación en el ánimo hebreo finaliza el tercer acto. La relevancia que han ido adquiriendo las intervenciones del coro a lo largo de la ópera han terminado por configurar al pueblo hebreo como uno de los personajes principales de la ópera.