Las viviendas de lujo han dejado de ser exclusivas de multimillonarios. El sueño de poseer y disfrutar de una segunda residencia unifamiliar “top”, en primera línea de playa, en la montaña o en cualquier otro lugar fascinante o suntuoso del mundo está ya al alcance de muchas personas sin necesidad de amasar fortunas ni hipotecarse hasta límites insospechados. Un nuevo fenómeno de inversión residencial traído a España de la mano de la empresa Abriqot, que comercializa y gestiona segundas viviendas, vendidas de forma fraccionada, permite rentabilizar al máximo el disfrute de una segunda residencia de lujo en propiedad, al menor coste posible. “Abriqot crea valor mediante la creación de una estructura de “sociedad civil” que permite la copropiedad y el mantenimiento siempre actualizado, además de una gestión de la propiedad que libera a los dueños de tareas tediosas y con las garantías plenas de que la vivienda estará siempre en las mejores condiciones de uso y disfrute”, explica Carter Nicholas, CEO de Abriqot. “El uso de la casa se rige por un acuerdo entre los accionistas, con uso exclusivo de los propietarios y familiares”, añade.
Además de asentarse en España, en donde la propiedad de una segunda residencia es una práctica muy arraigada, Abriqot tiene previsto expandir su negocio a Francia e Italia, así como a otros países. En el caso de España, el número de segundas residencias es muy significativo ya que sus cifras se sitúan en 3,7 millones, es decir, un 14,6 % del total de viviendas del país, y en algunas provincias las tasas alcanzan incluso el 30 por ciento. “España es un país soleado y alegre rodeado en su mayor parte por mar, además de muy montañoso en el interior, y verde en el norte, con gran riqueza artística, de patrimonio y rural, y escenario de emblemáticas tradiciones, costumbres y gastronomía singular. Todo ello hace que, junto con Italia y Francia, sean los tres países de Europa con los porcentajes más altos de segundas viviendas en propiedad. A ello se añade que otro tipo de poblaciones en el Norte sin apenas horas de sol, como la británica, holandesa y alemana, a pesar de registrar el menor porcentaje de segundas viviendas en propiedad, si se deciden a hacerlo, suelen elegir como destinos preferidos precisamente España, Francia e Italia. Por otra parte, en ciudades como Barcelona y Madrid, existe un mercado muy atractivo de segundas residencias en lugares idóneos para escaparse los fines de semana”, explica Carter Nicholas.
El modelo de negocio de Abriqot es el siguiente: la empresa divide las propiedades en ocho fracciones, que coinciden con el máximo número de copropietarios del inmueble. Cada fracción da derecho a disfrutar del inmueble una media de seis semanas y media al año, de forma escalonada, como por ejemplo en escapadas de fin de semana o en cualquier otro momento, y con flexibilidad de planificar en el último momento o hasta con 24 meses de antelación. Se permite, además, elegir "fechas especiales", tipo puentes, Navidad, vacaciones de verano u otras. En cualquier caso, cuantos menos propietarios, más tiempo de disfrute para cada uno de ellos.
La empresa es la que se encarga además de seleccionar a los copropietarios con mayor afinidad para un mismo inmueble que se comprometen a un pacto de conducta, y asimismo es responsable de la gestión de impuestos y otras cargas de las viviendas, que son siempre inmuebles de lujo equipados con electrodomésticos de alta gama y todo tipo de detalles. Entre las funciones de Abriqot están también las tediosas tareas de mantenimiento: limpieza exhaustiva, jardinería, reparaciones e interiorismo, junto con la mejor decoración y comodidades realizadas de la mano de profesionales de alto nivel que mantienen el inmueble siempre a punto. Una de las grandes ventajas económicas para el inversor es que la fracción obtenida de la propiedad equivale a un verdadero activo inmobiliario y no a un periodo de tiempo de uso, como ocurre con otros modelos de negocio residencial de economía compartida. “Con Abriqot, la fracción del inmueble es una propiedad real, y por ello, su valor oscila con el mercado: si suben los precios y se revaloriza el inmueble, los usuarios también pueden ganar un rendimiento. Cuando el propietario decide vender, el proceso es tan sencillo como la compra, y además las fracciones ofertadas tienen el atractivo de que en el mercado estarán muy demandadas porque las viviendas se encuentran en lugares muy valorados”, explica Nicholas. Esta idea de popularizar el acceso y disfrute al mercado inmobiliario de lujo durante todo el año tiene además un impacto muy positivo sobre la economía de las comunidades en donde se ubica el inmueble porque al estar casi siempre ocupado se favorece al comercio local y la afinidad de los dueños con la comunidad local.
La economía compartida es un concepto innovador que no se limita al sector residencial, sino que bajo esa denominación están prosperando nuevos modelos de negocio en diversos sectores. En el ámbito inmobiliario no solo existen negocios para compartir viviendas en posesión sino también en alquiler, como es el caso de Airbnb, con plazos limitados. En otras ocasiones lo que se comparte es solo el tiempo de disfrute, y no la propiedad, y además existen otras tendencias de éxito como el coworking para compartir espacio de oficinas y el coliving en donde los propietarios de un inmueble tienen acceso libre a ciertas zonas comunes mientras que otras muchas están reservadas de forma privativa para el dueño.
Asimismo, el modelo de compra fraccionada permite el acceso de una segunda vivienda a familias más jóvenes, ya que el promedio de edad de la compra de una segunda vivienda se sitúa en los 47,6 años en España. También da respuesta a un estilo de vida nómada, a nuevas maneras de vivir generadas, entre otras cosas, por el aumento del teletrabajo.
La explosión de nuevos modelos de negocio bajo estas tendencias culturales, socioeconómicas y sostenibles se dirigen no solo a ahorrar costes económicos a los usuarios sino también a proteger el medio ambiente. La idea que subyace tras todos ellos busca asimismo fomentar la reutilización máxima de los recursos disponibles del planeta y evitar grandes construcciones masivas de edificios que acaban siendo a menudo infrautilizados. En el contexto de la economía compartida y circular se inscriben precisamente proyectos tan relevantes como el Pacto Verde europeo o la nueva Bauhaus promovida por la Comisión Europea para llegar a convertir la UE y por ende, al mundo entero, en un espacio más armónico y sostenible, con nuevas maneras de vivir que permitan transformar el mundo en un espacio sostenible, inclusivo y hermoso para todos.