Para defender los intereses de la banca y el sistema financiero europeo se ha configurado un gobierno en la sombra que ha tomado el timón de la Eurozona. Este gobierno europeo se formó en la despedida de Jean Claude Trichet realizada en la antigua ópera de Frankfurt, y por esa razón se le ha bautizado como Grupo de Frankfurt. La lista de sus ocho integrantes la componen la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés Nicolás Sarkozy; la directora gerente del FMI, Christine Lagarde; el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso; el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy; el Comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, y el recién estrenado presidente del BCE, Mario Draghi.
El nacimiento de este grupo que hoy gobierna Europa se atribuye al intento de dar una respuesta contundente a la crisis, dada la creciente presión que impone el mercado. Su génesis responde a las muchas críticas que desde diversos frentes han planteado la incapacidad de los líderes europeos para alcanzar soluciones veraces frente a los grandes desafíos que impone la crisis y no ser meros espectadores de ella.
He criticado en muchos momentos que Europa siempre ha ido detrás de los acontecimientos y nunca ha podido adelantarse a los hechos. Este grupo estaría destinado a suplir esa falencia y por eso sería responsable de las caídas de Yorgos Papandreu, en Grecia, y de Silvio Berlusconi, en Italia. Se espera instalar tanto en Grecia como en Italia, a personas de confianza del BCE como Lucas Papademos (ex vicepresidente del Banco Central Europeo), y Mario Monti (ex comisario del BCE en Bruselas). Ambos son tecnócratas de linea dura con los cuales “se puede hacer negocios” (es decir, drásticos programas de austeridad destinados a agobiar másel desempleo con el fin de provocar las rebajas salariales que se requieren para salvar el euro).
Tras dos años de largas idas y venidas, los líderes europeos se dieron cuenta de que en Yorgos Papandreu no se podía confiar y la decisión del presidente griego de convocar a un referéndum para decidir la permanencia en el euro del pueblo griego, fue la gota que rebalsó el vaso. Este hecho no solo sumergió en el caos a toda Europa la semana pasada, sino que arruinó la cumbre G-20 en Cannes donde Nicolás Sarkozy pensaba pavimentar su camino a la reelección.
Sin embargo, muchos se refieren al nuevo grupo como un Politburó y critican su falta de legitimidad democrática. Lo que importa a este grupo es la salud de los mercados financieros y no la de los ciudadanos europeos. En la medida que los gobiernos pierden poder y sean desacreditados ante las grandes masas, comenzarán a ser reemplazados por quien decida esta troika de la Comisión Europea, el BCE y el FMI. Y todo para defender el poder financiero. De este modo, se crea un gran déficit democrático con alto desempleo y pérdidas en la calidad de vida, sólo para defender los intereses de la oligarquía financiera.
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