Nací entre la gran hambruna de Etiopía

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria

Nací en 1985. Tenía más probabilidades de nacer en África que en Europa, pero nací en Europa. Solo Dios sabe por qué.

Tenía más probabilidades de nacer en Etiopía que en España, pero nací en España. Solo Dios sabe por qué.

Eso marcó la diferencia. Solo Dios sabe por qué.

Nací en Barcelona un 29 de marzo de 1985. Ese mismo día, en Etiopía nacía otro niño como yo, pero en medio de una gran hambruna en la región.

Nacía entre paredes de adobe. Sin asistencia sanitaria. La madre podía haber muerto en el parto. El niño probablemente moriría a los pocos días.

Nací en Barcelona, en un hospital y en una excelente familia. Eso marcó la diferencia.  Solo Dios sabe por qué.

He tenido infancia, una alimentación equilibrada, amor en la familia, amigos y amigas, he ido a la escuela incluso a la universidad. Y sigo vivo.

Mientras yo jugaba sin preocupaciones, otros niños “jugaban” a sobrevivir buscando comida desesperadamente para no morir.

Mientras yo escupía la comida, otros niños no tenían nada que llevarse a la boca.

No hice nada para merecer nacer donde nací, por tener una gran infancia, por vivir… Solo Dios sabe por qué.

Es una gran responsabilidad. Ahora toca asumir la responsabilidad. Ahora toca igualar. Ahora toca África.

Todos los niños  y niñas merecen las mismas oportunidades independientemente del lugar donde nazcan, de nacer niño o niña, y de la religión que profesen.

En mis días en Gambo, más de un niño ha recibido mi nombre.  Dar el nombre a un nuevo niño, dar el nombre a una nueva vida en la tierra…  Dar el nombre es mucho más que dar el nombre. Es dar una gran parte de ti, por no decir la mayor parte de ti, lo más grande e importante de ti. Dar el nombre es darte a ti mismo.

Sin embargo, la alegría de dar tu nombre, se torna tristeza, cuando el nuevo Iñaki, a los pocos meses de vida muere.