Mi chico ha llegado a casa hoy con una moto Chopper, una motocicleta de esas que dejan atrás desiertos polvorientos y devoran millas de carreteras solitarias barridas por el viento. Una máquina fascinante, grácil al tiempo que robusta, de deslumbrantes cromados y tierno ronrroneo, una delicia para la imaginación y los sentidos.
Tras la sorpresa inicial, un escalofrío que creí olvidado me ha recorrido por un instante y devuelto a la condición de padre. Por supuesto he tratado lo imposible de hacerle entender que si sigue por ese camino acabará convirtiéndose en una oveja negra. No es fácil de explicar. Lo intenté a través del siguiente vídeo.
No sé. Todavía no estoy seguro de que haya comprendido el verdadero significado de cuanto intento transmitirle. Más al contrario puede entender con ello tan sólo una pura anécdota, una imagen divertida, simpática y amable, algo que no compromete, liviano y pasajero ...como una custom deslizándose rauda por la alfombra de asfalto, indiferente a la mirada de todos, poderosa y esbelta como un caballo de acero, dejando atrás valles y colinas con el aplomo de las águilas, directa y veloz al encuentro de nuevos horizontes...
...desbordada por un potente sentimiento de libertad anclado en lo más profundo del alma...
Al final me ha convencido. !Estoy deseando desempolvar y calzarme mis viejas botas de cowboy, rescatar del armario la chupa de cuero y rodar legendariamente hasta el ocaso!.
!Ah, se me olvidaba!. Estos son mi nene y su moto, ¿a que dan envidia?