No en vano Brandon Sanderson es uno de los autores del fantástico que más consigue hacerme viajar. Tal vez no sea perfecto pero crea auténticas estrellas en mi cabeza que visito con la boca abierta.
Hace 1000 años que el Lord Legislador venció a la Profundidad. Momento en el que se convirtió en Dios absoluto. Desde entonces el mundo ha perdido el color y se ha sumido en el gris: el aire está continuamente poblado de cenizas, nada florece y las brumas nocturnas esconden monstruos de leyenda.Durante esos 1000 años el legislador es dios y déspota, y con su mandato sobre obligadores e inquisidores de acero mantiene a los skaa esclavizados mientras los nobles disfrutan del poder y de la magia, la alomancia. Pero pese a las leyes del Lord Legislador, los nobles han yacido con las mujeres skaa y algunos bastardos han heredado los poderes. En este panorama reaparece Kelsier, el único skaa que ha sobrevivido a la tortura de los pozos de Hathsin y, junto a su grupo de alománticos y a la recién encontrada, Vin, se proponen derrocar al Lord Legislador.
Sanderson es un escritor que escribe para las masa. ¿Qué quiero decir? Que no es necesario tener un nivel de cultura muy elevado ni precisar de un gusto refinado por la literatura para seguirlo. La relativa sencillez de su prosa, unido a la facilidad para la creación de tramas, giros argumentales y su capacidad para la evasión, lo convierten en un autor asequible y disfrutable por todos los públicos, como creo que es. Sanderson posee una prosa sencilla, pero rápida que mantiene la tensión en el lector, y sus novelas plagadas de momentos emocionantes hacen que no puedas parar de leer.
Nos encontramos en esta ocasión con la típica historia de opresión en la que el héroe escapado se opone al sistema y busca la justicia que libere al pueblo. Si bien la finalidad en sí no es nada nuevo, Sanderson se las ingenia para mantenernos en vilo. Por un lado el trasfondo tanto geográfico como histórico de la ficción es más que interesante. Del mundo poco se sabe, ya que la novela se desarrolla casi exclusivamente en Lutadel, la capital, pero se deja entrever la existencia de otras zonas, y no deja de maravillar la tristeza del panorama que produce la ceniza reinante y esas brumas misteriosas que traen, tanto monstruos como magos, de los que hablaré en un momento.En cuanto a la historia, Sanderson sabe dejar caer las perlas suficientes como para querer saber más, por medio de pequeños fragmentos al comenzar cada capítulo y con la ayuda de un secundario que suele servir de nexo con el pasado. Por otro lado están los personajes. Personajes dotados de vida y en los que se puede apreciar claramente como evolucionan a través de las circunstancias. Esto se observa en la transformación general de Vin, que verá como su mundo de miedos y engaños, de miseria, da paso a un mundo en el que la confianza es lo más importante para subsistir. Se observará también en los altibajos de Kelsier, pero también en las dudas que acarrearán sus compañeros de fatigas, así como en las factibles grietas de la nobleza.
Por último, todo el imperio final está rodeado de un halo religioso que facilita la inquina hacia el Lord Legislador, pues se nos muestra como un ser todopoderoso que en su calidad de redentor tiene, no sólo la excusa, sino también la convicción para oprimir al pueblo skaa. El fervor religioso se observa también en el fanatismo de los inquisidores de acero y en la lealtad a las normas de los obligadores. También se despierta cierto temor reverencial a la llegada de la noche y a lo que esconden las sombras como parte del misticismo religioso.
Sigo pensando que, pese a que hay mejores escritores y mejores historias que ésta, El imperio final es la muestra clara de por qué (para mi) Brandon Sanderson es el mayor exponente de la fantasía épica actual. Un escritor capaz de alcanzar cotas de maravilla olvidadas hoy en día y que consigue mantener la tensión y el ansía lectora página tras página por muchas que contenga el libro (sin desmerecer a Bakker, Erikson, Sapkowsky, Kearney, Guillém López, y alguno más).
En definitiva, ya he dejado claro lo que pienso. Está claro que me encanta Brandon Sanderson y no puedo hacer otra cosa más que recomendárselo encarecidamente a los lectores de fantasía aunque, a estas alturas, no creo que haya nadie que no lo haya leído.