Es probable que esta iglesia haya exagerado algunos aspectos sobre Jesús y la religión, ya que las Escrituras indudablemente declaran en Santiago 1:27 que la «religión pura» consiste en hacer obras para ayudar a los demás. Pero Jesús tuvo dificultades con los religiosos de su época.
Declaró que los fariseos, motivados por la tradición y los reglamentos, y no por el amor al Señor, «por fuera, a la verdad, [se mostraban] justos a los hombres, pero por dentro [estaban] llenos de hipocresía e iniquidad» (Mateo 23:28). No tenían el amor de Dios en su corazón (Juan 5:42). Jesús deseaba tener una relación personal con ellos, pero ellos no querían acudir a Él (v. 40).
Si ser «religioso» significa seguir una serie de reglamentos para parecer buenos, a Jesús no le interesa esto. El Salvador desea que disfrutemos de una comunión íntima con Él; por eso, ofrece perdón y amor a todos los que quieran tenerla.
Todo corazón tiene un anhelo que solamente Cristo puede satisfacer.
(Nuestro Pan Diario)