Nada ha cambiado

Por Dayana Hernandez

Me he cansado de hacer cualquier defensa de mi punto de vista. No deseo expresar nada con estas palabras. Estar aquí en este plano y esta línea de tiempo es una imposición. La culpa la tiene la historia. La historia es todo lo que pesa. ¿Pero por qué pesa si ya no existe?

   Kenichi Hoshine

    Nada ha cambiado y sin embargo todo existe de otra manera. No puedo describirlo, es como la náusea y sin embargo es precisamente lo contrario:bal fin me sucede una aventura, y cuando me interrogo veo que me sucede que soy yo y que estoy aquí, soy yo quien hiende la noche, me siento feliz como un héroe de novela.

Creo que esto es lo que pasa: de pronto uno siente que el tiempo transcurre, que cada instante conduce a otro, este a otro y así sucecivamente; que cada instante se aniquila, que no vale la pena intentar retenerlo. Y entonces atribuimos esta propiedad a los acontecimientos que se presentan en los instantes; lo que pertenece a la forma lo referimos al contenido. En suma, se habla mucho del tiempo, pero nadie lo ve. Vemos una mujer, pensamos que será vieja, pero no la vemos envejecer. Ahora bien, por momentos me parece que la vemos envejecer y nos sentimos envejecer con ella: es el sentimiento de aventura.

se llama así, si mal no recuerdo, a la ir reversibilidad del tiempo. El sentimiento de la aventura seria, simplemente el de la irreversibilidad del tiempo. ¿Pero por qué no lo tenemos siempre? ¿Acaso no será siempre irreversible el tiempo? Hay momentos en que uno tiene la impresión de que puede hacer lo que quiere; adelantarse o retroceder, que esto no tiene importancia; y otros en que se diría que las mallas se han apretado, y en otros casos se trata de no errar de golpe, porque sería imposible empezar de nuevo.

¡Si pudiera impedirme pensar! Intento, lo consigo: me parece que la cabeza se me llena de humo…y vuelvo a empezar.

Yo soy mi pensamiento: por eso no puedo detenerme. Existo porque pienso…y no puedo impedirme pensar. En este momento-es atroz- si existo es porque me horroriza existir. Yo, yo me saco de la nada a la que aspiro: el asco de existir son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Los pensamientos nacen a mis espaldas como un vértigo, los siento nacer detrás de mi cabeza…si cedo se situarán aquí adelante, entre mis ojos. Y si sigo cediendo, y el pensamiento crece, crece, y ahora, inmenso, me llena por entero y renueva mi existencia.

Sartre