"La sociedad reprueba determinados comportamientos femeninos sin atreverse a castigarlos públicamente más que con palabras:
«¡Mírala, mira cómo va vestida! ¡Y luego se lamentará! Si es que parece que lo van buscando. Y el pobre marido detrás, apartando moscones».
«¡Esta se creerá muy lista, pero no tiene ni idea de llevar una casa! No me extrañaría que su marido la dejara por otra que, al menos, supiera cocinar».
«¿Cómo se atreve a llevar la contraria a su marido en una conversación de hombres?».
«¡Siempre quejándose! El pobre se pasa el día trabajando para pagar todos los gastos y ella se enfada porque llega tarde a casa. ¿Es que un hombre no puede quedarse con los amigos tomando una copa al salir de la oficina para liberarse?».
¡Menos mal que él ha empezado a poner orden en todo este caos!”
Mónica Rouanet (1970) es una autora alicantina también pedagoga y psicóloga que vive en Madrid desde los siete años y que desde hace más de veinte, atiende a personas en riesgo y dificultad social. Su primera novela fue “El camino de las luciérnagas” (2016) y “Nada importante” la última, publicada en 2022.
La trama a grandes rasgos sin spoilerLa historia se narra en dos hilos temporales, por un lado lo sucedido un mes de enero de 1991 en Madrid: Minerva Arruba, una universitaria que está cursando su primer año de carrera, es hallada con varias puñaladas en el cuerpo junto al cadáver de Ernesto Vidal, su expareja que parece haberse suicidado después de intentar matarla a ella. Pero Minerva no está muerta y tras pasar un tiempo en coma, se despierta sin recordar nada de lo ocurrido, ni siquiera recuerda a su propia madre, Sagrario, que la ha estado cuidando día y noche en el hospital.
Desde que despertó del coma, los días se suceden dentro de sueños confusos y deformes que le impiden hacer un relato coherente de lo que ocurre a su alrededor. Cada vez que abre los ojos, su cabeza recoge hechos aislados, desvinculados unos de otros y de sí misma. Hechos que no guardan conexión entre ellos salvo por la presencia de Sagrario y sus continuas lágrimas.
El hecho es noticia durante un tiempo, la prensa y la opinión pública no hablan de otra cosa, pero pronto se le dará carpetazo por ser un caso claro de violencia de género sin más, uno más, “nada importante”. . ., aunque claro, según para quién.
El otro hilo argumental tiene lugar treinta años después, en marzo de 2020, coincidiendo con los primeros casos de la pandemia por el coronavirus y el confinamiento. Minerva ha rehecho su vida a medias, sigue teniendo ataques de pánico y sigue sin recordar nada de lo ocurrido, pero ahora se encuentra arropada por su incondicional amiga de la infancia Hilda, y con Fran y Manuel a los que conoció en el hospital y que ahora son sus dos mayores apoyos, sobre todo Manuel.
Pero el asesino sigue ahí muy cerquita de ella, acechándola, y cuando se entera de que empieza a recordar algunas cosas, decide volver a actuar, acabar con lo que empezó quitándosela de en medio. No le queda más remedio, porque si no, sus próximos “autoencargos”, la continuación de su obra en el futuro, correrá serio peligro.
● Los personajes son muy buenos y reales, muy reales:
-- Algunos machistas, muy machistas, más que eso, antifeministas, como el asesino, por supuesto y el subinspector Campos, encargado de investigar el caso de Minerva en los noventa, hacia ellos he sentido mucho asco y mucha rabia.
Él no soporta a los tipos que acosan a las mujeres, y mucho menos a los que las maltratan. No hace falta llegar a eso, solo hay que saber tratarlas. Reconducirlas. Hacer que crean que se han "reinventado". ¡Qué estupidez, reinventarse" Todo está inventado y la mujer se creó para acompañar al hombre, para estar a su lado y servirle de apoyo: el jefe y la secretaria, el médico y la enfermera, el piloto y la azafata...
-- Pero contrarrestando un poco ese asco y esa rabia, también hay algunos personajes femeninos con los que me he sentido muy identificada, mujeres que no dudan en atacar sin miedos ni miramientos a cualquiera que haga comentarios machistas, y en defender a las pobres víctimas que incluso son culpabilizadas por los actos realizados por su agresor. Es el caso de la doctora que lleva a Minerva, la doctora Fuentes y de Fuensanta Parrondo, la agente que ayuda en la investigación al subinspector Campos. Parrondo se queda con la mosca detrás de la oreja cuando se cierra el caso y en la segunda parte de la novela, en 2022, su papel e implicación será trascendente, para esta vez, ya ascendida a inspectora, intentar llegar hasta el final de aquel asunto que quedó inconcluso.
-- Y luego tenemos a Julio Amaya, el típico periodista sin ninguna ética ni moralidad, que solo busca la noticia y ser el primero en dar la exclusiva (¿os suena?), haciendo lo que sea necesario para conseguirlo, sin respetar nada, sin importarle el daño que pueda ocasionar a las víctimas. Detestable. . .La mera existencia de Amaya, es de por sí una feroz crítica a este tipo de periodismo tan común y tan en auge hoy en día.
● Se huele, se siente mucho machismo entre estas páginas y misoginia, pero también mucha reivindicación de la igualdad de género. Suelo disfrutar mucho con este tipo de argumentos, porque además creo que son muy necesarios, y “Nada importante” la he disfrutado, aunque también la he sufrido, por ese desprecio absoluto que destilan algunos personajes hacia las mujeres en general y hacia las feministas en particular. Debo reconocer que, durante la lectura, me he sentido un poco agobiada, pero ya sabéis que eso me encanta, me gusta que las historias me remuevan. Y es que en estos tiempos que corren, en los que rara es la semana o incluso los días en los que no tengamos noticia de algún crimen por la violencia machista, se supone que deberíamos estar más que acostumbrados, pero no, yo no me acostumbro, ni quiero acostumbrarme a ello.
Son todas iguales, no quieren ser mujeres con los mismos derechos que los hombres. Lo que quieren es ser hombres. No aguantan ser menos que nadie. A veces piensa que, si les dieran el poder que exigen, acabarían matándose entre ellas. Son así, tienen esa clase de vileza que las reconcome hasta la muerte.
● Me ha sorprendido muy gratamente la narrativa de Mónica Rouanet y ese estilo suyo que consigue envolverte totalmente en la trama y meterte en la cabeza de los personajes, también su cuidada prosa. Pero lo que más me ha sorprendido la abundante denuncia social que encierra esta novela, mezclada de forma perfecta con el thriller. Tengo que investigar si todas sus novelas son así porque me ha encantado. Y esa reflexión que te queda, esa pregunta irremediable, ¿hemos avanzado algo con respecto a los noventa, o seguimos igual? Creo que sí, que algo sí hemos avanzado, pero todavía es frecuente escuchar en boca de jueces, opinión, sociedad en general expresiones del estilo “algo habrá hecho para merecerlo”, “seguro que iba medio desnuda y provocando”, expresiones que al final vienen a culpabilizar a las víctimas, aunque de una forma encubierta y sibilina. Queda tanto por conseguir…
Resumiendo: “Nada importante” es una novela que engancha desde el principio, que está muy bien escrita y que además es una auténtica oda a la igualdad de género, se podría decir que la historia visibiliza y reúne todas las formas y expresiones posibles de machismo y misoginia que podemos encontrarnos en nuestro día a día. Se trata de una novela dura, porque en contra de lo que dice su título, trata un tema “totalmente importante” y por desgracia totalmente de actualidad.
Esas son las mujeres de verdad, las que aguantan junto a su marido en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, para servirle todos los días de su vida.
Como ya habréis percibido en mis impresiones, me ha gustado mucho esta novela y os la recomiendo con fervor. Yo seguiré leyendo a Mónica Rouanet, seguro.
Mi nota esta vez es la máxima, para variar: