Rafael Nadal admite la derrota, no tiene argumentos para defenderse. Estamos en Miami, el último domingo de marzo, y el número 1 pierde la final ante Novak Djokovic (6-3, 6-3) en 1 hora y 23 minutos, lo que supone el cuarto intento frustrado de incorporar este título a sus vitrinas después de alcanzar la cita decisiva. Le sucede en 2005, 2008 y 2011. Cada tres años. Entonces le derrotan Federer, Davydenko y Djokovic, que se erige de nuevo verdugo en esta edición. La central de Crandon Park revive un duelo que se ha hecho constante, esperado, infinito. Es el enfrentamiento número 40 entre estos dos tenistas, los mejores del mundo. Han abierto una sima con el resto. Ahí está la clasificación de la ATP, donde una montaña de puntos les separa de los demás. Su dictadura es implacable en los Masters 1000, que se reparten casi a partes de iguales desde hace año y medio.
Rafael Nadal admite la derrota, no tiene argumentos para defenderse. Estamos en Miami, el último domingo de marzo, y el número 1 pierde la final ante Novak Djokovic (6-3, 6-3) en 1 hora y 23 minutos, lo que supone el cuarto intento frustrado de incorporar este título a sus vitrinas después de alcanzar la cita decisiva. Le sucede en 2005, 2008 y 2011. Cada tres años. Entonces le derrotan Federer, Davydenko y Djokovic, que se erige de nuevo verdugo en esta edición. La central de Crandon Park revive un duelo que se ha hecho constante, esperado, infinito. Es el enfrentamiento número 40 entre estos dos tenistas, los mejores del mundo. Han abierto una sima con el resto. Ahí está la clasificación de la ATP, donde una montaña de puntos les separa de los demás. Su dictadura es implacable en los Masters 1000, que se reparten casi a partes de iguales desde hace año y medio.