Siempre me ha gustado comparar el deporte con la vida porque hay muchas cosas en común en ambos. El esfuerzo, el afán de superación, el espíritu ganador, la disciplina, la voluntad, las derrotas, las victorias… Y teniendo eso en cuenta, Rafa Nadal es alguien en el que los más jóvenes, que no cuentan con referentes en una sociedad que pierde valores día tras día, deberían fijarse.
Ha superado todas las dificultades (que las ha tenido... y muchas) siempre con el objetivo de seguir ganando… Sufrió lesiones que lo apartaron de la cima y hoy son historia. Hizo de su cuerpo enclenque una máquina casi infalible. Pasó de tener problemas de coordinación en sus primeros pasos como tenista a tener uno de los mejores saques. Siendo un tenista casi en exclusiva de tierra batida logró mejorar, día tras día, su juego en hierba y pista rápida, hasta ganar los torneos más importantes en estas superficies. No hay obstáculos insalvables si existe la fuerza mental para superarlos.
El de Manacor no tiene límites… Ahora toca marcarse nuevos objetivos, nuevas metas después de haberlo ganado todo. Mientras tanto, sigue alimentando nuestra esperanza de que el triunfo en la vida aún tiene en el esfuerzo diario y voluntad sus principales ingredientes.