Nadar desnudas (Carla Guelfenbein)

Publicado el 30 enero 2015 por Elpajaroverde
"Morgana piensa de pronto que todo se vuelve ambiguo. Sí, quiere a Sophie de una manera honesta y entregada. Pero esa verdad, cuyo principio han atesorado juntas, se hace añicos cuando choca con el deseo. ¿Qué sentido tiene ser fiel y verdadera consigo misma e infiel y mentirosa con Sophie? A su vez, intuye que por ella, por el ardor que le provoca, Diego ha roto una promesa que debió hacerse a sí mismo sin necesidad siquiera de pronunciársela, porque resulta obvia, imprescindible. Se resume en unas pocas palabras: jamás desear a una amiga de Sophie."
Hay escritores que tienen el don de reinventar el lenguaje, de redescubrir el significado de las palabras, de enfrentar vocablos aparentemente imposibles de convivir pero que al leerlos juntos por primera vez se nos revela imposible que a nadie antes se le hubiera ocurrido unirlos. Hay escritores que saben imprimir a cada frase la temperatura justa, la densidad precisa, el tacto adecuado. Hay escritores que crean una atmósfera mágica con sus palabras, y yo me siento frustrada e impotente, pajaritos, ante el reto de trasladaros a ese clima, al igual que se sentía Morgana, amante de la poesía y una de las protagonistas de este libro, cuando asistía a clase en la Universidad. Reto fallido desde su inicio. Como si el arte pudiera explicarse, como si no le quedase a una más remedio que rendirse y dejarse avasallar por él.
"A veces, al escuchar a sus maestros, tiene la impresión de encontrarse en una carnicería. Todo aquello que hace a la palabra viva, su atmósfera, su misterio, el eco que deja en el oído, es troceado, clasificado y asépticamente guardado en un refrigerador."

Portada de Nadar desnudas

Así me siento yo al tratar de explicaros la forma de escribir de Carla Guelfenbein. "Nadar denudas" es la primera novela que leo de esta escritora chilena. No me hace falta saber si ha escrito más libros (sí, lo ha hecho), no necesito leer nada más de ella (probablemente lo haré), sé, tras pocas páginas de lectura, que estoy ante una escritora con mayúsculas. ¿Y de qué va el libro?, os preguntaréis. ¿Habéis leído la cita que inaugura esta entrada? Pues ya está, ahí lo tenéis. Para qué usar mis propias palabras cuando este párrafo de la novela os pone en antecedentes a la perfección.
Sophie y Morgana se conocen en un convulsionado Chile en los años previos al golpe de estado. Su común pasión por el arte y la poesía las hermana. Juntas crean un lenguaje propio, nadan desnudas y duermen juntas, tal es el grado de complicidad y simbiosis que las une. Sophie, diecisiete años, frágil y etérea, delicada como su menuda complexión. Morgana, veintidós, rotunda y arrolladora como lo son las curvas de su cuerpo. Completa el triángulo Diego, el padre de Sophie, dedicado a la política, que se sentirá irremediablemente atraído por Morgana. Morgana juega y provoca, con el arrojo y la inconsciencia de la juventud. Poco sospecha que ella misma también caerá en las redes de su propio juego, poco sospecha que se enredará y ya no podrá ni sabrá salir.
"Pronto la rabia se transforma en miedo. Se ha alejado del mundo para quererlo. Nada de lo que antes le daba sentido a su vida hoy tiene importancia. La sola idea de perderlo la inmoviliza. Sabe que sin el amor de Diego terminará por desaparecer."
Carla Guelfenbein desmenuza el alma de estos tres personajes para nosotros. Hace más hincapié en el de Sophie y Morgana, todo hay que decirlo. Utiliza para ello un lenguaje sensitivo y sensual, con palabras que mecen, que arrullan. Me reitero en mi incompetencia para describirlo. Se apaga la voz del narrador y se borran las palabras de las páginas. Son los cuerpos los que hablan, las miradas; es el viento el que nos trae aires de funestos presagios.
"Pero ambos sienten una pena insoportable, una pena que las palabras son incapaces de mitigar, y que solo hubieran aligerado haciendo el amor. Morgana, con la garganta y los puños apretados, piensa que ha aprendido algo nuevo. Las tristezas no son todas iguales. Las hay atravesadas por el miedo, el odio, la desesperanza, y las hay también puras, aquellas que se extienden por todo el cuerpo, violentas, profundas."
La autora chilena crea un universo único para sus tres personajes. Pareciera que sólo ellos lo habitasen. Es como si el resto del mundo se hubiese detenido, mejor aún, como si siguiese su curso ajeno a ellos. Qué ingenuidad, qué falsa sensación de inmunidad. El triángulo imposible estaba condenado y maldito desde su origen, y los acontecimientos externos se encargarán de que jamás se vuelva a recomponer.
"Porque la existencia no resiste este ardor, lo apaga, lo arranca como a las malas hierbas; porque esta intensidad es incompatible con la razón, con la cordura que necesita la vida para seguir su curso y llevarse a cabo a sí misma."

Nube en jaula. Fotografía de Félicité Noinville

Dos fechas históricas marcan la historia narrada en este libro. Dos onces de septiembre separados por casi treinta años, un momento fugaz, una eternidad. El primero, en 1973, sacudió Chile y desintegró esta familia de tres miembros. El segundo, en 2001, azotó al mundo occidental y agitó los recuerdos de Sophie. Sophie bucea en su pasado por primera vez en muchos años. Lo dejó encerrado bajo llave para evitarse así dolor, y ahora que se urge a recomponerlo se encuentra de golpe y con sorpresa con la culpa y el remordimiento.
"El perdón sin verdad no existe. Ella misma lo ha repetido cientos de veces. Sin embargo, por primera vez, se encuentra en el banquillo de los acusados. Y desde allí las cosas se ven diferentes. Sin verdad no hay ojos acusadores, sin verdad no hay que dar explicaciones, sin verdad no hay evidencia de la culpa. Hablarle a Antonia sería dejar caer la maldita culpa sobre sí misma con todo su peso."
Sophie, tan encerrada en sí misma, tan incapaz de enfrentarse al mundo, tan inepta y torpe para vivir. Sophie, amparada por su padre. Sophie, a la que sólo Morgana fue capaz de anclar a la vida. Sophie, que en su propia inseguridad fue incapaz de percibir la vulnerabilidad en los demás, la también necesidad de amarre de quienes la rodeaban y la sostenían. Sophie, que necesitó tanto tiempo para descubrir lo que el título de esta novela desvela, lo que Carla Guelfenbein nos cuenta con su poética prosa, con su fino arte desnudando almas. Eso es. Eso eran, su padre y su amiga. Eso eran los tres. Tres almas desnudas e indefensas ante un mundo sin piedad. Ahora lo sabe. Ahora lo sabemos.
"La imagen de los rizos de Morgana abriéndose como una planta marina en el agua atraviesa el tiempo. De pronto Sophie lo ve todo claro. Nadaban hacia un futuro incierto con el cuerpo y el alma desnudos. También Diego. Sí, también Diego."

Piscina. Fotografía de Daniel Lobo

Ficha del libro:
Título: Nadar desnudas
Autor: Carla Guelfenbein
Editorial: Alfaguara
Año de publicación: 2013
Nº de páginas: 280

Más sobre nadar desnudas


Os dejo con las primeras páginas de esta novela y con una entrevista que su autora concede a un programa de una televisión peruana con motivo de la presentación de "Nadar desnudas" en la feria del libro Ricardo Palma. Que lo disfruteis.
Primeras páginas de "Nadar desnudas"
Entrevista a Carla Guelfenbein de 'Tiempo por Leer'.