[9/10]
El humanismo y clarividencia que respira el cine iraní al tratar temas importantes solo es comparable con la alta calidad de sus aspectos técnico-artísticos. La película “Nader y Simin, una separación” es prueba de ello y, sin renunciar a una trama de ficción que pueda enganchar con un público amplio, logra trazar un cuadro social y antropológico en que se ve la mano de un “autor” que sabe esconderse tras la cámara para dejar hablar a las imágenes y a los personajes. Asghar Farhadi hace fácil lo difícil y consigue que las ramas permitan ver el bosque, con un matizado retrato de individuos que echan mano de la verdad para sobrevivir, y a la vez nos muestra un país iraní que se impone con una legalidad muy elemental y una situación humillante de la mujer.
Un difícil equilibrio entre justicia y moral, entre asuntos civiles y de religión, entre la verdad manifiesta y la encubierta, entre los motivos que un marido y su mujer esgrimen cuando piden el divorcio. Ellos son Nader y Simin, matrimonio que se respeta y se quiere… pero que acaban discutiendo sobre irse al extranjero por el bien de su adolescente hija Termeh o quedarse para cuidar al abuelo senil. Es una cuestión menor que podría hablarse para llegar a una mejor solución, pero que termina en los tribunales y con Simin en casa de sus padres, mientras su marido se ve obligado a contratar los servicios de la ultraortodoxa Razieh para cuidar a su padre. La complejidad de la vida y los intereses particulares se encargarán de enredar la situación con reproches y denuncias construidas sobre la mentira, aunque sea con la intención de proteger a los más indefensos.
Un extraordinario guión del propio Farhadi sirve para, con agilidad narrativa y una puesta en escena realista, levantar acta sobre una sociedad en que los asuntos de conciencia pesan mucho, y donde el honor o la religión determinan el comportamiento en los más pequeños detalles. Humanismo y delicadeza extrema para hablar de una realidad difícil, interpretaciones frescas con miradas llenas de vida y verdad, y un respeto para no juzgar a nadie y mantener en suspenso la última palabra… son algunas de las notas de esta magnífica película. Es interesante verla desde la óptica de Termeh y contemplar su sufrimiento en silencio (como el de la niña pequeña), participar de su sentido común y generosidad al afrontar el drama familiar, comprobar cómo se negocia con la verdad y con los mismos hijos… siempre con rectitud de intención y buscando su bien (en ambas familias), pero también dejándose llevar del orgullo y colocándoles en un tesitura de imposible elección.
Sin embargo, el encorsetamiento de una justicia sumaria y una moral casuística y escrupulosa hacen que las apariencias y las dudas triunfen sobre la verdad del corazón y de la conciencia, que sea necesario pasar página (quizá una generación) para vivir en paz y sin provocar la discordia. El fresco humano y social que Farhadi nos regala resulta cercano, a pesar de las diferencias culturales, porque todos los actores hacen grandes trabajos -premiados en Berlín- y porque la cámara reposa sobre el alma de sus personajes para sacar el amor sincero que hay entre ellos y también su tergiversación de la verdad… porque, queriendo proteger a su familia, la están destruyendo.
Un cine contemplativo y comprometido, conmovedor y que sabe mantener el suspense y la tensión, exponente del humanismo más rico y profundo, que habla de moral sin proponer situaciones maniqueas ni recetar soluciones fáciles, que participa del mismo aliento de verdad que animaba su anterior película “A propósito de Elly” y que la hicieron merecedora del Oso de Oro en el Festival de Berlín.
Calificación: 9/10
En las imágenes: Fotogramas de “Nader y Simin, una separación”, película distribuida en España por Golem © 2011 Asghar Farhadi Films. Todos los derechos reservados.