Reconozco que empecé a ver esta película sin información previa del género al que pertenecía, creyendo en principio que era una especie de versión de Fuerza mayor, en la que un padre comete un acto de cobardía ante su familia y se pasa el resto de la cinta tratando de expiar su pecado. Nada más lejos de la realidad. Nadie es una especie de John Wick en el que el espectador debe ir acrecentando su suspensión de la credibilidad cuanto más avanza el metraje. Personalmente no tengo nada contra eso y algunas de las escenas - la del autobús, en la que el protagonista se revela como algo más que un tipo anónimo, me han divertido bastante, pero el conjunto se acaba haciendo pesado y repetitivo y ni siquiera el acertado tono del sentido del humor ayudan a sobrellevar la ensalada de tiros en la que se convierte la segunda mitad del filme y en la que sabemos que, pase lo que pase, el héroe matará a quien se le ponga por delante y saldrá triunfante.