Nadie es turista en la tierra de los turistas

Por Davidrefoyo @drefoyo

De un lado la niebla que flota en el Ganges

Enrique BunburyQué son dos mil metros cuando ya estás arriba,

cuando te repites paraíso, esto es el paraíso
sin que el mundo te escuche.

Salvador Dalí vuelca los óleos sobre la cima

en un anárquico brote de locura
y Messi patea el penal de forma indirecta.

Un genio es aquel capaz de encontrar su hueco en la enciclopedia.

De un lado el invierno, las postales de Noruega, el anorak y las manoplas.

Camisas hawaianas, discos de Beach Boys y sombreros de paja marrón
       al otro.

Te repites esto es el paraíso,

tal vez preparando la colchoneta para la caída.

Un gato mulle las sábanas y aguarda un océano y tres ríos más allá.

Enero o por qué los alemanes, los belgas.

El agua tibia y el pico volcánico que sobresale en un skyline
olvidado en los imanes.

Nadie es turista en la tierra de los turistas.

No existe la procedencia, solo el entendimiento.

El lenguaje. La proxémica. La jam session.

Tengo el perro azul, dices, y sonreímos como si este dialecto

nuevo
fuese el mayor hallazgo de nuestras vidas.

Y puede que lo fuera, sí.

¿Ves aquel pico? Se llama Nublo -adevertiste.

Pero los habitantes lo llaman el demonio.
Ahora sé por qué.