Nadie está obligado a opinar de todo

Publicado el 17 julio 2016 por Elblogderamon @ramoncerda

Creo que todos deberíamos estar de acuerdo en que nadie está obligado a opinar de todo, pero no me estoy refiriendo a opinar sobre cualquier tema, sino a otra cosa. La verdad es que voy a tener que explicarme un poco mejor para que mis lectores me entiendan, aunque este es uno de esos artículos de autojustificación que de tanto en tanto escribo, y no porque me sienta obligado a justificar mis actos, que ya hace tiempo que dejé de hacerlo, sino porque me parece necesario dejar claras algunas cuestiones antes de que se pierda el control sobre ellas.

¿Qué quiero decir con eso de que nadie está obligado a opinar de todo?

Nadie está obligado a opinar de todo. Si hay cosas de las que no me apetece hablar, simplemente no escribo sobre ellas. A nadie tendría que molestarle.

Cuando alguien como yo se pone a escribir a diario en un blog que ya tiene un nivel de visitas y lectores importante, se expone a que lo pongan verde, si no todos los días, al menos sí de vez en cuando. Eso tampoco me preocupa, aunque si quiero ser sincero, debo admitir que algunos comentarios me llegan a molestar. Pero no los borro; ahí quedan, incluso muchos de ellos los contesto educadamente. Creo que el hecho de que haya comentarios de todo tipo enriquece el blog y sirve también para que yo no me crea infalible y acabe diciendo tonterías pensando que son grandes pensamientos.

Dicho todo esto, aclaro:

En el blog trato los temas que más me interesan, por eso no aparecen artículos relacionados con los deportes, y casi nunca hablo de corrupción. La corrupción da para mucho y podría escribir algo cada día, pero es un tema que me aburre y, salvo alguna cuestión muy puntual, prefiero dejarla de lado. Otras veces escribo sobre algo que me ha indignado en un momento dado, como es el caso del artículo del otro día sobre los insultos al torero fallecido. Ese artículo es el típico que acaba encendiendo el debate, especialmente en las redes sociales, y mucha gente acaba discutiendo entre sí, y no precisamente por el contenido del artículo. Alguien me reprochaba en Facebook que en su día no hubiera escrito sobre los tuits ofensivos contra los catalanes cuando ocurrió el accidente de Germanwings en 2015. No sé a cuenta de qué, la verdad. Ni siquiera sé si hablé de ello o no, pero como decía antes, nadie está obligado a opinar de todo. ¿No puedo opinar sobre lo del torero si previamente no he pasado por el confesionario y he opinado sobre los catalanes? No lo entiendo.

Cuando escribí sobre lo de las «reinas magas» también me dijeron que solo atacaba a ese color de gobierno y no a los otros, cosa totalmente falsa porque lo único que hago es opinar de las cosas que no me parecen bien, sin tener en cuenta si son del PP o de Podemos.

Cuando dije que no me parecía bien la medida del PSOE de limitar los pagos en efectivo, hubo quien me preguntó si diría lo mismo en caso de tratarse de una medida del PP. Curiosamente la medida la acabó poniendo en marcha el PP después de ganar las elecciones y yo la he estado criticando desde entonces. Me da igual que sea del PP o del PSOE, lo que no me parece bien es la medida, ¿por qué tendría que dejar de criticarla por el hecho de que la haya implantado el PP?

El otro día, hablando de otra de las prohibiciones de libros, uno de los lectores me echó en cara que mencionase el color del gobierno cuando en otros artículos no lo hacía…

En definitiva, se me puede criticar sobre todo lo que escribo, pero lo que no entiendo es que el argumento siempre acabe siendo el mismo.

Pues nada, ya me he desahogado y lo hago en domingo que es cuando tengo menos visitas en el blog; tampoco pretendo viralizar el asunto, solo quería dejar constancia de ello.

Gracias a todos los que me leéis.

Ramón Cerdá