Nalini Joshi, la matemática que quería ser astronauta

Publicado el 25 abril 2018 por Icmat

Es un placer presentar en esta entrada a Nalini Joshi; Nalini es una matemática, pionera moderna en la lucha contra la intolerancia y la brecha de género. El pasado 19 de octubre, compartió con jóvenes del ICMAT y de la UAM sus experiencias como matemática, en dura competición en un mundo de hombres. El formato de su presentación fue una breve introdución seguida de las numerosas preguntas de la audiencia.

Nalini Joshi

Afortunadamente, a Nalini le ha tocado vivir tiempos más tolerantes que a Hypatia de Alejandría o Sohie Germain, y hoy es la primera mujer catedrática en el departamento de Matemáticas en la Universidad de Sydney, Australia.

Nalini trabaja en Física Matemática (aunque también ha hecho muchas contribuciones en Biología Matemática), y es una experta en sistemas integrables. Obtuvo su doctorado en Princeton en 1986 de la mano de Martin David Kruskal, el padre de los solitones.

Un solitón es una onda solitaria que se propaga sin deformarse en un medio no lineal. Se encuentra en fenómenos fı́sicos como solución a ecuaciones diferenciales no lineales.

Nalini fue presidenta de la Sociedad Matemática Australiana entre 2008 y 2010, y ha ocupado diferentes cargos en la International Mathematical Union (IMU); ha sido además Directora del Centro de Biología Matemática desde 2007 a 2009, y de la Escuela de Matemáticas y Estadística de su universidad. Desde 2008 es también miembro de la Australian Academy of Science.

Nalini nació en la Myanmar (también llamada Burma), y aún conserva algo de su lengua natal y su bello alfabeto, a pesar de mudarse a Australia con doce años. Así describe su niñez:

My father was in the army and I grew up near jungles with wild animals. I had the freedom to explore all day long so long as I went to school and that’s what I actually seek every time I look at mathematics; it’s an adventure, an exploration, forging new paths into territories nobody else has looked at before.

Mostró su interés por la ciencia desde una temprana edad, aunque cambió su sueño de ser astronauta por el problema de ”las torres de Hanoi”, su primer reto matemático.

El problema de las torres de Hanoi se remonta al siglo XIX, y fue propuesto por el matemático francés Édouard Lucas. El experimento consiste en una tabla con tres varillas verticales, donde en la primera hay discos de radio decreciente con la altura. El algoritmo del juego consiste en calcular el número de movimientos necesarios para transportar estos discos a las dos varillas vacantes siguiendo unas sencillas reglas:

1. Sólo se puede mover un disco a la vez.

2. Un disco de mayor tamaño no se puede estar sobre uno más pequeño que él mismo.

3. Sólo se desplazar el disco que se encuentre arriba en cada varilla.

Las respuestas a este problema han sido computadas de forma algorítmica cuando el número de discos crece exponencialmente. Dado un número n de discos, el número necesario de movimientos para desplazarlos a los postes según las reglas es 2 n1.

La agilidad matemática y el afán de resolución de Nalini la llevó a diseñar métodos matemáticos para lidiar con funciones más allá de las transcendentes. Entre sus aplicaciones encontramos el hallar senderos deseables en un bosque mediante el estudio de funciones en el plano complejo y funciones elípticas y sus comportamientos en diferentes dominios.

Nalini, como muchas mujeres, ha encontrado muchos obstáculos en su carrera: sus cortas bajas maternales, la competitividad de sus compañeros (relata que muchos de sus iguales le ocultaban la existencia de seminarios, sólo para unos elegidos de los que fue excluída), las agresiones verbales ”una buena madre debería pasar más tiempo con sus hijos y no viajar por asuntos científicos”, algo que nunca se le dirá a un hombre, el paso de sus compañeras investigadoras a puestos administrativos por la poca flexibilidad de sus horarios para con la maternidad. A pesar de ello, Nalini ha contado con el apoyo de su marido, para que pudiera conseguir ese puesto permanente de  profesora que siempre había soñado.

Nalini es una de las personas que están detrás del proyecto SAGE (Science Australian Gender Equality), encargado de la recogida de datos y su análisis, con el fin de combatir las desigualdades de género en el empleo, siguiendo las líneas del Programa ATHENA. En esta base de datos se recogen el número de hombres y mujeres que solicitan promoción en sus puestos de trabajo, el número de solicitudes de becas y concesiones de acuerdo con el género del solicitante, con el fin de identificar las deficiencias del sistema. Por el momento, 44 instituciones se han unido a esta propuesta, desde el 2014.

Por todo su trabajo, ha recibido muchos reconocimientos; uno de ellos, el Queen’s Birthday Honours list with Order of Australia (AO) por sus servicios distinguidos a las matemáticas, y especialmente por servir de modelo para las jóvenes matemáticas.

Recordamos esta frase de Nalini Joshi, que muestra su decisión y su carácter:

“While it takes courage and determination to succeed in most things in life, I think it took more resilience to become a successful academic, while also happening to be a woman who had children.”

Ojalá propuestas similares se promuevan en España, y que pronto veamos más institutos de investigación encabezados por mujeres. Como decíamos, Nalini ha sido la primera matemática en ingresar en la Universidad de Sydney, una universidad de más de ciento cincuenta años de antiguedad, y que tardó más de quince años en aceptar a una segunda mujer. Y es que, según nos ha enseñado Nalini, aún nos queda mucho trabajo por hacer.

Desde aquí le damos las gracias y la enviamos un cálido saludo, ya a su vuelta a Australia, por compartir su experiencia con nosotros.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU) y Cristina Sardón (Investigadora postdoctoral del ICMAT).

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