Nápoli, la Copa Italia y los recuerdos de un pasado glorioso

Venciendo en la gran final a la Juventus, que llegaba ostentando su título de campeón invicto de Serie A y era ampliamente favorito a quedarse con la victoria, el Nápoli conquistó por cuarta vez en su historia la Copa Italia y tras más de dos décadas experimentó sensaciones que tenia olvidadas.

El equipo napolitano tuvo que esperar veintidós largos años para volver a celebrar. Veintidós años en los que dominó la tristeza, se sucedieron dos descensos a la Serie B y el club quebró por deudas hasta que en agosto del 2004 fue refundado de la mano de Aurelio De Laurentiis y tras pasar dos temporadas en la Serie C1 retornó a Primera División en junio de 2007.

La consagración del pasado domingo sirvió para dejar atrás todo esos años de sufrimiento y de alguna manera rememorar aquel glorioso recorrido de finales de los 80′ y principios de los 90′ que el equipo trazó de la mano de Diego Armando Maradona, su gran referente, ídolo e icono mundial, con el que se hizo grande y conquistó dos Scudettos, una Copa Italia, una Supercopa Italiana y una Copa Uefa.

Fueron necesarios veinticinco años para que la obtención de una nueva Copa Italia suplante a aquella, la cual ese extraordinario conjunto que además de Maradona también disfrutaba de jugadores como Bruno Giordano y Andrea Carnevale (Careca llegaría al año siguiente) obtuvo de forma invicta en la temporada 1986/87 luego de derrotar en octavos de final al Brescia (global de 6-0), en cuartos al Bologna (global de 7-2), en semifinales al Cagliari (global de 5-1) y en la final al Atalanta, al que superó con igual solvencia ganándole 3-0 en el San Paolo y 1-0 en Bérgamo.

Bueno es recordar que dicha campaña también acabó con la conquista del primero de los dos Scudettos, el cual el Nápoli alzó con Maradona convirtiendo 10 goles luego de una intensa disputa con Juventus e Inter, a los que dejó atrás sumando un total de 42 puntos que fueron producto de 15 victorias, 12 empates y 3 derrotas. Se trato de un Doblete que hasta ese momento solo había logrado la propia Juventus y Il Grande Torino.

En cuanto a números ha sido bastante diferente lo de este Nápoli comandado por Walter Mazarri, que sin sacar tanta diferencia desde lo futbolístico ni ser tan brillante se valió del desequilibrio de Marek Hamsik y Ezequiel Lavezzi y los goles de Edinson Cavani (autor de cinco tantos) para eliminar al Cesena en octavos (2-1), al Inter en cuartos (2-0) y al Siena en semifinales (1-2 en la ida y 2-0 en la vuelta) y dejar sin respuestas a la Juventus en la final.

Quien quebró la paridad en el encuentro decisivo no fue otro que Cavani, quien transformó en gol un penal que el juez sancionó luego de una clara falta de Marco Storari a Lavezzi e hizo posible que el equipo pueda jugar con la desesperación rival hasta que Hamsik rubricó la sentencia finalizando con acierto un extraordinario contragolpe comandado por Goran Pandev.

Se cierra una temporada en la que conquistando este título el Nápoli vio recompensado el buen trabajo que realizó y que también pudo apreciarse tanto en la Liga (finalizó 5º, con 61 puntos) como en la Uefa Champions League (fue eliminado en octavos por el campeón Chelsea). Olvidada la sequía de titulos, quizás se haya tratado de un nuevo y glorioso comienzo.